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Editorial  |  08 enero de 2018  |  09:11 AM

Salario mínimo, un aumento equilibrado.

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El nuevo salario mínimo que empieza a regir este año tiene diferentes aristas, que es importante comentar por fuera del populismo que ronda las redes sociales. Lo primero es que fue concertado entre las partes, gobierno, empresarios y centrales obreras, aunque una de las tres centrales se haya apartado de la decisión y anuncie que va a demandar el acuerdo porque no lo considera una concertación entre partes, sino una imposición.

El nuevo salario mínimo que se establece cada año en Colombia ha venido, históricamente, asumiéndose por decreto, y no por concertación entre las partes integrantes de la Comisión de Concertación. Por eso, llegar a un acuerdo, como se hizo para este 2018, es un destacable avance en la política de diálogo del gobierno y el pueblo.

El otro punto importante en el nuevo salario mínimo ha sido su aumento muy superior a la inflación. Los trabajadores lograron que se les reconociera el 5.9% de incremento, cuando la inflación llegó al 4,09%, es decir, un poco más de 1,8% puntos por encima. Y el auxilio de transporte aumentó mucho más, el 6.1%. Todo esto, no solo por encima de la inflación, sino también por encima de lo que empezaron ofreciendo los empresarios. Con este incremento, el salario pasó de $737.717 a $781.242 y el auxilio de transporte pasó de $83.140 a $88.211.

Es evidente que todos, inclusive los empresarios, quisiéramos que hubiera sido más alto ese incremento, pues esto echaría para arriba el ingreso de los hogares y el bienestar de los trabajadores en general, pero no es tan fácil como decirlo en términos bravucones en las redes sociales. No podemos olvidar que en sana economía, y en un modelo como el nuestro, el salario es factor fundamental en la competitividad de las empresas, especialmente en el aumento de sus costos de producción, uno de los factores que deben estar controlados en cualquier empresa.

Hay que tener en cuenta, también, que la carga parafiscal para las empresas aumenta en un 40%, por cuenta de la carga laboral, lo que se debe manejar adecuadamente para que la inversión tenga alguna utilidad y no desestimule por completo la generación de empleo. Además, el aumento también afecta las finanzas del sector público, porque los empleados tienen derecho a un incremento similar, lo que, de inmediato, puede afectar el comportamiento fiscal, que anda en un déficit de grandes proporciones.

Lo que debe controlar el gobierno, especialmente en estos primeros días del año, es el incremento de los precios de los artículos de primera necesidad, especialmente lo relacionado con educación, salud, vivienda, servicios públicos, transporte y un factor decisivo como la gasolina. Si no lo hace, ese aumento del 5.9% al salario mínimo rápidamente se puede dilapidar.

De manera pues que el nuevo salario mínimo, a pesar de no ser tan significativo en términos de pesos reales, sí lo es en términos de la macro y la micro economías del país, por un lado, y de la concertación y el diálogo que tanto necesitan los colombianos. Hay que mirar este tema con seriedad, y no con la charlatanería y la ignorancia con que lo hacen algunos en las redes sociales, ni con el populismo utilitario con que lo están haciendo algunos políticos en campaña.

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