El imperialismo norteamericano no solo ha avasallado y explotado históricamente a los suramericanos, sino que también ahora los insulta de forma permanente y descarada. Esta semana el presidente de los Estados Unidos Donald Trump llenó la tasa diciéndoles a los salvadoreños y a los haitianos países de mierda, gente que vive en esos ‘agujeros de mierda’.

Esos insultos los profirió el señor Trump en una reunión con legisladores de su país, en el propio despacho Oval de la Casa Blanca, cuando se discutía la posible eliminación del programa de protección temporal (TPS) para los inmigrantes de estos países, incluyendo a algunos africanos.

El TPS es un programa diseñado en 1990 para conceder visados temporales y permisos de trabajo a personas de 10 países afectados por guerras o desastres naturales. Por tal razón, muchas personas que fueron beneficiadas con este programa viven en el país norteamericano, incluso muchos de sus hijos nacieron allí. Si Trump, finalmente no aprueba el programa, miles de estas personas serán expulsadas de EEUU, deberán regresar a sus países de origen.

Los comentarios de Trump son racistas ciento por ciento. En Haití y en los países incluidos en el programa en mención vive una población negra en su mayoría, y en El Salvador, una gran parte de sus habitantes son indígenas o descendientes de los antiguos aborígenes de la América prehispánica. Pero, además, son cometarios excluyentes: Trump vive en un palacio, como un rey, los haitianos y salvadoreños en ‘agujeros de mierda’.

En casi todas sus manifestaciones, el presidente Trump ha dejado ver su odio por aquellos que no son norteamericanos, incluso por muchos de estos que no tienen un origen europeo, como los musulmanes, los orientales, africanos, asiáticos y, por supuesto, latinoamericanos. Ha ofendido tanto el presidente de Estados Unidos, que la propia Oficina del alto comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos calificó el comentario como racista. "Estos comentarios del presidente de Estados Unidos son sorprendentes y vergonzosos. Lo siento, pero no pueden ser definidos de otra manera que como racistas", afirmó en rueda de prensa el portavoz de la Oficina, Rupert Colville.

Alguna vez, en junio pasado, el presidente dijo que todos los haitianos tenían sida, lo que ha sido considerado también como un insulto mayúsculo. Y a los 40.000 nigerianos que hay en Estados Unidos, les dijo: “Que vuelvan a sus cabañas en África”. Pero no es solo Trump, quien piensa así, sino una gran parte del propio pueblo de Estados Unidos, solo hay que recordar que este hombre se alzó con el poder en una campaña donde utilizó una dura retórica antiinmigrante que, “más allá de estos comentarios, se ha traducido en un incremento del 40% en las deportaciones, la promesa de construir un muro con la frontera sur y un veto migratorio contra países musulmanes y refugiados”.

Ese lenguaje de Trump es una visión muy popular del norteamericano común sobre los pueblos de América Latina: ‘agujero de mierda’, por eso siempre han sido objeto de explotación, para finalmente dejarlos así, vueltos una mierda. Miremos el tema minero: grandes explotaciones de petróleo, carbón, oro, cobre y otros minerales, donde han depredado los bosques, se han llevado la riqueza y nos han dejado nadando en un verdadero estercolero.

‘Agujeros de mierda’ porque sobre ellos, con la complicidad de los dirigentes políticos de estos países suramericanos, han derramado tipo de plagas para después derramar encima de ellas sus pesticidas, plaguicidas y productos químicos contaminantes.

Ese y otros insultos de Trump nos tiene que tocar a todos los suramericanos, porque ahí está evidenciado el pensamiento de este presidente sobre todos nosotros, sin excepción. Así nos ven, como ‘agujeros de mierda’, aunque la diplomacia trate de suavizar esa retórica y ese pensamiento imperialista. Y, lo peor, es que no protestamos, nos aguantamos, nos entregamos, como lo hicimos en los últimos periodos de gobierno: Pastrana, Uribe, Santos, regalándoles el país a través de los tratados de libre comercio.

Es una lástima, pero somos para los norteamericanos unos ‘agujeros de mierda’, solo porque nosotros lo permitimos, porque todavía tenemos una mentalidad de vasallos colonialistas y de hijos y protegidos del imperio.