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La Guaca  |  16 febrero de 2018  |  12:00 AM

Luz Piedad pide veeduría I 

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Durante el proceso que se tramita en su contra.

En una carta dirigida al contralor General de la República Edgardo Maya Villazón, el apoderado de la exalcaldesa Luz Piedad Valencia, abogado Andrés Garzón Roa, le pide una veeduría y acompañamiento durante el proceso que se tramita contra su poderdante ante la dirección departamental de este organismo. La petición se hizo teniendo en cuenta que el proceso contra Luz Piedad en Contraloría lo lleva la directora colegiada de ese organismo en el Quindío Khaterine Pulecio Gómez, esposa del exconcejal Néstor Fabián Herrera, a quien la exalcaldesa Valencia considera su enemigo político y quien ha impetrado varias denuncias contra ella. Aunque la directora colegiada de la Contraloría, la señora Pulecio Gómez, argumentó que estaba separada de Herrera, el abogado Garzón Roa aportó pruebas para decir que siguen siendo compañeros sentimentales.

 

Luz Piedad pide veeduría II 

Cuando la directora colegiada de la Contraloría General de la República en el Quindío, Khaterine Pulecio Gómez argumentó que estaba separada del exconcejal Néstor Fabián Herrera, la exalcaldesa Luz Piedad Valencia, blanco de los ataques de este e investigada por aquella, contrató un investigador privado, Cristián Martínez Castaño, para que probara si era cierto o no lo del divorcio. Martínez hizo su trabajo, aportó pruebas que dicen que la pareja sigue junta, con fotos y vídeos en reuniones sociales. Estas pruebas fueron allegadas al contralor Maya Villazón con el propósito de que haga una veeduría al proceso que se le sigue a Luz Piedad Valencia en esta contraloría. Además, se anexó el documento procesal por medio del cual se anuló la elección de Herrera como concejal de Armenia, precisamente por estar casado con Pulecio, lo que configuró una inhabilidad que condujo a la anulación referida.

 

La diatriba contra Freud 

Hace poco apareció un comentario en un periódico local, que no es este, donde hay una tremenda diatriba contra Sigmund Freud que no se la había imaginado nadie desde el siglo XIX. Independientemente del mayor o menor acercamiento que se tenga a las ideas de este escritor vienés, calificarlo de estafador es el colmo de la majadería provinciana. Con los de Proust, Lincoln, Darwin y Marx los escritos freudianos fueron testimonios trascendentales de la cultura mundial y modificaron, cada uno a su manera, la manera de ver el mundo en el siglo siguiente. Al reseñador cabe decirle que cayó en la trampa de involucrar su inconsciente en una columna que el mismo Freud calificaría de aleve.

 

 

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