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Columnistas  |  18 febrero de 2018  |  12:00 AM |  Escrito por: Claudia Ángel

Madres en Costa Rica piden pena de muerte para personas Lgbtti

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Claudia Ángel

En una de mis rutinarias exploraciones por la web, en busca de noticias, en especial en lo que afecta a nuestra comunidad Lgbtti, encontré hace solo unos días una, ante la cual no sé si indignarme o simplemente ignorar, pues es un suceso cargado de infinita ignorancia. El periódico virtual Desastre Mx registro hace unos días una huelga que unas madres de familia indignadas hicieron en el colegio de sus hijos, porque al parecer les están enseñando ideología de género, el demonio del siglo XXI.

Hace algo más de un año, aquí vivimos algo muy parecido, cuando una ex ministra de educación quiso repartir unas cartillas que tocaban este tema tan temido por los padres de familia, pero muy en especial por los sectores religiosos de nuestro país. El resultado negativo no se hizo esperar, el rechazo de los padres de familia fue tajante, y por supuesto, le costó el puesto a la nombrada funcionaria que pretendió incluir este espinoso tema en la educación de los jóvenes.

En la noticia mencionada, en Costa Rica, ocurrió algo muy similar, solo que, con un pequeño agravante, estas señoras están pidiendo pena de muerte para miembros de nuestra comunidad en ese país, justificando su petición con pasajes de la Biblia donde se condenan todas las conductas diferentes a la doctrina de binarismo de género, tradicional a través de la historia, y difundida por todas las religiones del mundo, o al menos por las que yo conozco.

Las mencionadas madres de familia están tan indignadas por el hecho de que sus hijos conozcan sobre ideología de género, que no quieren dejarlos entrar a clases hasta que la ministra de educación de Costa Rica no se comprometa a eliminar este “terrible tema” del pensum académico de sus hijos.

Según lo menciona el artículo del periódico Desastre Mx, esta indignación obedece en gran parte al fortalecimiento de la campaña presidencial de un candidato cristiano, que obviamente se opone a todo lo que tenga que ver con la comunidad Lgbtti, y aprovecha el tema para ganar seguidores para su campaña.

El leer esta noticia me impactó de manera negativa, pues siempre he sabido que Costa Rica es un país que nos lleva mucha ventaja en cuanto a convivencia, bienestar social, y educación, tanto así que muchas veces ha sido llamada la Suiza de Latinoamérica. Por esto me extrañó ver estas señoras tan indignadas y pidiendo pena de muerte para integrantes de nuestra comunidad, al mejor estilo medieval.

Si bien es cierto que Costa Rica, al igual que nuestro país es una democracia, y no se le puede imponer al pueblo lo que no quiere (Al menos en el papel), y que son los padres de familia los directos responsables de velar por la seguridad y la buena educación de sus hijos, también es cierto que no tienen ningún derecho a hacer peticiones agresivas al gobierno contra nuestra comunidad, solamente por un temor infundido por ideas religiosas y grupos extremistas.

Hay que reconocer de todos modos que, al igual que lo que sucedió aquí con la ex ministra de educación, fue un acto imprudente de parte del ministerio, pues todo lo que nos rodea a las personas de género diverso es bastante espinoso, todo un tabú, y hay que manejarlo con mucho tacto y con bastante tolerancia, pues al igual que nosotros pedimos eso, tolerancia, estamos también en el deber de entender que el tema no es fácil para mucha gente, por la gran ignorancia que hay al respecto, por ideas erróneas, por tradiciones religiosas arraigadas, entre otras.

Considero igualmente que tanto allá en Costa Rica como aquí, hacen mucha falta campañas de aclaración de tantas dudas y tantas ideas equivocadas sobre lo que encierra la ideología de género, y con imposiciones no vamos a tener los resultados que esperamos. Hay que empezar por eso, por aclarar que la mal llamada ideología de género, que yo más bien llamaría “nuevas identidades de género”, no son imposiciones o camisas de fuerza, es más, yo resumiría estas nuevas identidades de género en cuatro palabritas sencillas: respeto a la diferencia, nada más…

Esta es la prueba fehaciente de que nos falta mucho, por no decir que todo, en cuanto a tolerancia, respeto, y convivencia pacífica, y mientras no hagamos ningún esfuerzo por cambiar el chip obsoleto que nos heredaron las generaciones pasadas, difícilmente podremos aspirar a vivir en un mejor mundo, tanto para nosotros como para las generaciones venideras.

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