"Que el dolor no me sea indiferente...Solo le pido a Dios que la guerra no me sea indiferente, es un monstruo grande y pisa fuerte, toda la pobre inocencia de la gente..."

Este llamado de Mercedes Sosa tiene eco hoy no solo en los corazones de nuestros hermanos ecuatorianos sino también en toda latinoamérica que llora el vil asesinato de los comunicadores del diario El Comercio del vecino país.

El secuestro y posterior asesinato en cautiverio del equipo periodístico del diario El Comercio de Ecuador a manos de un grupo disidente de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Farc, no merece más que el repudio de los periodistas y de todos los pueblos de latinoamérica. No tiene explicación alguna este hecho dentro de los parámetros de una guerra que en el siglo XXI carece de toda posibilidad política e ideológica, es decir, no tiene rumbo, destino ni razón de ser.

Más que pena ajena, da tristeza la irracionalidad de quienes aún consideran propiedad la vida de los demás. La prensa colombiana se ha unido en torno a la familia ecuatoriana, alrededor del pueblo del hermano país para rechazar esta infamia de las Farc, que apagó el canto y la vida del periodista Javier Ortega, el fotógrafo Paúl Rivas y el conductor Efraín Segarra.

Pero este hecho, tengan la seguridad no apagará la voz de sus colegas latinoamericanos. La voz de los periodistas colombianos, muchas de ellas desde la eternidad, seguirán altivas, vivas con su canto de denuncia contra todos aquellos que atropellan la dignidad humana, llámese guerrillero, delincuente, narcotraficante, presidente, gobernador, alcalde, soldado o policía.

En la región cafetera de Colombia también se llora a nuestro colegas ecuatorianos, a pesar de las muertes de compañeros periodista que hemos sufrido en carne propia, nos parece increíble, inhumano la acción de la Farc en contra del pueblo ecuatoriano que se manifiesta herido en su corazón y en su bandera por el crimen de sus compatriotas.

El torrencial aguacero de anoche no detuvo a los periodistas de Armenia y el Quindío para realizar un plantón en la plaza Bolívar de la capital cafetera para alzar su voz de protesta, de rechazo y de solidaridad por la muerte de los colegas ecuatorianos.

El llanto y la rabia también toca el alma y el ser de los periodistas del periódico El Quindiano que se unen a los colegas del departamento, a los colombianos para clamar justicia ante este hecho de dolor que enluta los pueblos latinoamericanos, desde México hasta la Patagonia.

"...Si se calla el cantor... calla la vida, porque la vida, la vida misma es toda un canto..."

Paz en su tumbas.