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Editorial  |  24 mayo de 2018  |  12:00 AM

Signos de abandono en el Parque de Recreación

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El Parque Popular de Recreación merece una inversión de la administración municipal.

El pasado lunes de Pascua, 2 de abril, la Sociedad de Mejoras Públicas de Armenia entregó el Parque Popular de Recreación de Armenia, bien inmueble del municipio ubicado en la avenida El Edén de la capital quindiana.

De acuerdo con la Sociedad de Mejoras Públicas el parque se le devolvió al municipio, después de 30 años, porque dejó de ser rentable, pero sobre todo porque no producía los recursos para su mantenimiento incluyendo la nómina respectiva.

El parque se entregó en buen estado y hasta sus piscinas con el mantenimiento requerido. En el inventario que recibió el municipio de Armenia como propietario del mismo, se incluyeron los animales que por años, quienes iban al lugar admiraban en este espacio libre y acogedor.

Se dijo, que allí habían quedado 20 gansos, 30 patos y algunos perros callejeros que habían encontrado refugio en el sitio campestre. Después de mes y medio de dicha entrega, hay preocupación por lo que les pueda estar pasando a los animales, ya que el sitio permanece cerrado, eso sí con vigilancia de parte de la alcaldía.

Uno de los vecinos del lugar denunció por vía telefónica ante la Oficina Sancionatoria Ambiental de la CRQ, que los gansos y los patos se estaban muriendo de hambre. Allí le dijeron que no les correspondía atender esta queja puesto que se trataba de animales domésticos y que la responsabilidad era del Departamento de Bienes y Suministros del municipio de Armenia.

Efectivamente, el director de dicho despacho Julián Ortega Sánchez, manifestó al respecto que él mismo estaba alimentando los "15 patos y tres gansos" con recursos personales, que todos los días iba hasta el parque a llevarles el alimento, argumento que corroboró el vigilante del lugar quien aseguró que a los 20 patos y 15 gansos el señor Ortega Sánchez les llevaba el maíz diario requerido, que las "10 iguanas que habitan en el lugar" se alimentan por si solas y que los perros ya no vivían en el parque.

¿Cuál será la verdad sobre dichos animales? Cualquiera que sea hay que protegerlos, no dejarlos a la deriva como parece que está ahora el Parque Popular de Recreación, el sitio de esparcimiento que perdieron cientos de familias de las clases populares de Armenia y del Quindío, en donde por 5.000 pesos que costaba la entrada podían hacer uso de sus instalaciones, de sus tres piscinas, de su encantador paisaje y disfrutar de los animales. Es más, de conocer la mata de cuyabra, una de las pocas que se conservan en la región, planta a la que le debemos el apelativo de cuyabros.

Aseguró el director del departamento de Bienes y Suministros que el parque se está ofertando para que se convierta en un "atractivo turístico para la ciudad y que sea accesible para el ingreso de personas de todos los estratos sociales del municipio". Ojalá así sea, porque los grandes inversionistas lo transformarían en un parque temático, con poca esperanza de ser accesible para las familias de los estratos bajos.

El Parque Popular de Recreación merece una inversión de la administración municipal de Armenia, reactivarse a través de un proyecto que permita su sostenimiento, mantenimiento y con la política que durante 30 años se mantuvo: para el goce y la recreación de las familias de las clases populares.


 


 

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