• MARTES,  16 ABRIL DE 2024

Columnistas  |  20 junio de 2018  |  12:00 AM |  Escrito por: Carlos Alberto Agudelo Arcila

Desentrañismos

0 Comentarios


Carlos Alberto Agudelo Arcila

Para que un hombre sea perfecto, es necesaria su desenvoltura de momia de Dios.

La idiosincrasia del bien es el hombre justo.

¡Tanto Cristo malgastado en la palabra de los fariseos!

Los piadosos en su práctica son ateos reverentes.

No logramos nada inmortal porque todo está en uno, menos uno mismo.

Como algo gracioso, el sicario se encomienda a una virgen para que nunca le falte el único trabajo que sabe hacer, ¡y el milagro se cumple!

Quien cree poseer la felicidad verdadera, es un impostor de inmortalidades.

Soy mi demonio, soy mi propio Dios. Me lo asegura mi pluma sin tinta.

Después de muertos, nuestro cadáver empieza a ser patrimonio único de la fetidez.

Cuando viajo por el camino sombrío de la existencia, preparo mi rostro para la luz, amaestro mis pies para el descanso y enseño a mis brazos a recibir la ciudad de la aurora.

Muerte: miserable expresión del humor negro.

Si “Existir es un plagio”, morir es una originalidad en la cual el arte es el muerto que vamos a ser.

La muerte seguirá promulgando su retórica de cadáveres.

Me asombra lo vital más que algo increíble.

Nunca sacrificaré mi observación crítica de la vida, por temor a que se me acuse de pesimista. Mi honestidad literaria empieza donde se anuncia el hombre que produce la mediocridad.

El hombre del mal lleva en sí mismo un Lázaro de amor, aún sin despertar.

Ve a la notaria y escritura el aire que tu vida ocupa.

En embarazo la madre de los gusanos que han de consumir nuestro cuerpo muerto.

Desnúdate sin sonrojo, una cortina de brisa nos separa.

Suma y adelanta números, sacude el guarismo de mil en mil, hasta rodar por el despeñadero tu ambición.

Cuídate del suicida que hay en ti mismo.

Dentro de la bolsa negra transcurre un existencialismo sin reproches.

Sobrelleva en la punta de la lengua la última partícula de vida que dejó el ayer.

Desentraña la mente de un sicólogo, y con facilidad encontrarás su sicología malograda ante el encuentro consigo mismo.

Vasto mundo el de la más diminuta verdad.

Se dice que el cuerpo es la cárcel del alma ¡Qué importa, si en esa celda soy el mejor prisionero de mí mismo!

Creo en la genética, por eso me parece absurdo que a una persona tonta y fea, se le reproche su similitud con tan extraordinario absurdo.

La mediocridad que hay en la enseñanza nunca dejó ser discípulos a los profesores.

Las obras de arte son inmortalidad estética de la soledad.

El plagio es la traducción de algo a su mismo idioma.

Resonancia de carambolas que se hacen de acuerdo con el sonido de la escala en do menor de Bach.

Simplifica si sumar granos de arena en el desierto o gotas de agua en el océano.

En el saltar del gato se plasma una regla de tres compuesta.

Si eres amigo del crujir, ruega que el universo se marchite.

Que tu perfección te ayude a llegar al punto exacto de la i.

Búscate por aquí, no más allá de la tomatera.

Observa por tiempo indefinido el azul del firmamento y el azul terrenal, suma azules de los costados de la existencia, sin olvidarte de dejar un espacio en la superficie, que vas a necesitar para asentar tus pies.

Utiliza bien tu libre albedrío, no obstruyas la decisión de suicidarte.

Si fuésemos algo originales, le plagiaríamos el amor a quien sabe amar.

Día tras día esperamos el mañana, sin comprender que el mañana es un hoy no realizado.

Cuando gana la mayoría, triunfa la mediocridad.

[email protected]

 

PUBLICIDAD

Comenta este artículo

©2024 elquindiano.com todos los derechos reservados
Diseño y Desarrollo: logo Rhiss.net