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Editorial  |  21 junio de 2019  |  08:57 AM

Cultura de las basuras

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Todos somos responsables de mantener limpia la casa, el colegio y más aún la ciudad en donde el aseo hace parte de su presentación y de su medio ambiente en general.

En Armenia, nuestra casa, infortunadamente desde hace varios años se ha venido cultivando la cultura de las basuras aupada ella por la pérdida de valores que en muchos hogares y empresas al parecer los han tirado al pote de la basura.

Un caso crítico de esa cultura de las basuras se presenta en el barrio Granada de Armenia, en la carrera 23 una las vías principales del lugar que desde hace ya varios años está convertido en una zona comercial donde se destacan los restaurantes, locales de comidas rápidas y vendedores ambulantes. El amanecer de Los sábados, domingos y festivos son verdaderamente vergonzosos, las basuras regadas en los andenes y sobre todo en el separador vial son la muestra palpable de una comunidad que desconoce el valor del respeto para con ellos, con los demás y su poca querencia con la ciudad.

Pero no es solo el Granada son muchos los barrios y sectores de Armenia en donde el tratamiento de residuos o basuras por parte de la ciudadanía es verdaderamente alarmante. Las basuras esparcidas en esquinas, andenes y calles parece no importarles a los habitantes de la bella capital quindiana que inclusive en la carrera 14 y en el centro en general luce sucia, abandonada por unos ciudadanos que poco o nada les importa la presentación o cara de su ciudad.

No existe el más mínimo de compromiso ciudadano para hacer que la ciudad permanezca limpia, agradable, alegre, parece que se hubiese acabado el civismo y más que ello el respeto por el espacio que a diario ocupamos, que recorremos, en el que vivimos.

Todos somos responsables del estado de abandono, en cuanto a basuras, en el que se encuentra la ciudad. Empresas Públicas de Armenia, EPA, cumple con su labor, hay que decirlo, de manera correcta, diseñando horarios, campañas, haciendo la recolección a las horas programadas y tratando de limpiar cada esquina y cada calle que los ciudadanos utilizamos como basureros y que creemos, equivocadamente, que la responsabilidad es solo EPA. Para esos pagamos, dicen muchos haciendo alarde de la arrogancia con la que se arropan para esconder su ignorancia.

Somos responsables los ciudadanos que sacamos las basuras cualquier día y a cualquier hora sin tener en cuenta los horarios y dándole papaya a los recicladores para que hagan de las suyas. Asimismo los que no denunciamos a quienes mantienen este mal comportamiento con la ciudad.

Son responsables los empresarios a quienes no les importa en qué lugar botar sus basuras, el todo es deshacerse de ellas así sea al frente de sus negocios, no les interesa ni la contaminación que generan ni el respeto por sus clientes pues son ellos los que apoyan su comportamiento con su silencio y, no se explica uno por qué, haciendo uso de sus locales.

Son responsables los recicladores, en su mayoría indigentes que no buscan reciclaje sino las sobras de comidas para mitigar el hambre que también los acosa en su condición de seres humanos y que en esa búsqueda rompen bolsas y esparcen las basuras sin control alguno.

Es más responsable aún la administración municipal de Armenia cuya desidia ronda por todos los espacios de la ciudad, porque no ejerce la autoridad que le compete, porque anda en el cuento politiquero de siempre haciendo vitrina con cosas menores dejando de lado los verdaderos problemas que su incapacidad no le permite resolver y poco o nada le importa lo que sucede en la ciudad.

El nuevo alcalde de Armenia tiene que ser una persona llena de muchos valores, que nos enseñe con el ejemplo, lleno de civismo, limpio en toda su integridad, que tenga ideas y que sea capaz de imponer la autoridad, multas a los ciudadanos y cerramientos, si es del caso, a los establecimientos comerciales que no acaten las normas, a ver si con ello reversamos esa cultura de las basuras que día a día se esparce ganando terreno en todos los rincones de la capital.

Deberíamos beber del ejemplo que esta semana nos dio el Grupo Empresarial Río Espejo, que recibió de Icontec la certificación en categoría Oro por la Gestión de Basura Cero en el proyecto Torres de Orense.

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