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Editorial  |  24 noviembre de 2020  |  07:10 AM

Desgobierno en Armenia

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El tránsito automotor se ha convertido en Armenia en un verdadero dolor de cabeza tanto para conductores como para peatones.

La movilidad en las calles de la ciudad es cada día más difícil. El número de automotores y el embotellamiento en las principales vías se presenta con mayor frecuencia, a las horas pico, los fines de semana y sobre todo los días sábados.

A la cantidad de huecos que hay en las calles y avenidas de la capital quindiana, que han aumentado con la temporada de lluvias, se le agrega el levantamiento por completo de lozas del pavimento, elementos estos que obstruyen el normal tránsito de automotores y hacen más pesada y lenta la movilidad y por ende generan el embotellamiento que se observa a diario. Hay vías en el centro de Armenia que dan vergüenza como las carreras 16 y 17 entre calles 25, 24, 23 y 22. Y el mismo desprendimiento del separador de carrera 23 en el Granada cuyas moles de cemento son una amenaza constante para conductores y peatones.

A los andenes del centro no les cabe un vendedor ambulante más, incluso la calle, la carrera y los andenes de la tal placita Campesina permanecen ocupados por carretas de perecederos sin ninguna organización, orden o norma que se los impida. Es más, hasta las orillas de las calzadas soportan puestos ambulantes sin problema alguno. Si usted quiere poner una venta de chorizo en la mitad de la calle, póngala que en Armenia no pasa nada.

Y para colmo, una gran mayoría de almacenes también se apoderan de los andenes para ofertar sus productos, como nadie me lo prohíbe, como el vecino hace lo mismo, y como no hay aplicación de las normas existentes que me lo impidan, yo lo hago. La tutela sobre el espacio público no fue más que un escándalo de momento, se la pasaron por la faja, en Armenia no existe autoridad. La ciudad está “a la buena de Dios”, como decía la abuela.

El cacareado reparcheo de las calles prometido por el alcalde para lo cual destinó la suma de 500 millones de pesos, es demasiado lento, no se ve solución alguna en las vías en donde hay mayor tránsito automotor y por el contrario los huecos cada vez son más profundos lo que ha pausado el paso de los automotores, para evitar accidentes y no dañar los carros.

Los huecos del Granada y a lo largo de la carrera 23 son una tortura para los conductores. En la entrada al barrio Miraflores hay ya varios cráteres imposibles de pasar. Igualmente se han agrandado los huecos en la misma avenida 23 a la altura de la sede de Bienestar Familiar. Y que decir los del sector de la glorieta del coliseo del Café a punto de cumplir un año sin solución alguna. Incluso, los que tapó el concejal en la calle segunda que conecta con la avenida Centenario, ya se están abriendo de nuevo, eso no pasó de ser una mediocre vitrina.

Cuando hace ya más de un mes el alcalde anunció con bombos y platillos que le iba a “cumplir a los cuyabros” con el arreglo de la malla vial, creímos que iba a formar varias cuadrillas de trabajadores para hacerle frente a la prioridad que requiere el arreglo de las calles y avenidas de Armenia, pero no ha sido así.

Primero, no se trata de “cumplirles a los cuyabros para que disfruten de la vías”. Se trata señor alcalde del deber que tiene como administrador del municipio de hacerle el mantenimiento requerido a las calles, carreras y avenidas de la ciudad para el normal funcionamiento del tránsito vehicular. La campaña política ya se acabó por si no se ha dado cuenta y está demasiado temprano para las elecciones de Congreso. Segundo, Armenia urge de una política de movilidad seria y ello incluye como primera medida el cambio de su malla vial, así como el orden y la organización en materia de parqueo de vehículos y defensa del espacio público.

A punto de entrar diciembre de 2020 Armenia, infortunadamente, es una ciudad que sobresale por el abandono gubernamental en todos sus frentes. No vemos los armenios, ni quindianos, ni personas de otras regiones que fijaron su lugar de residencias en esta parte del país, obras materiales o de otro tipo por destacar.

No puede el alcalde seguir vendiéndonos la idea de “cumplimiento o embellecimiento” cuando no hay mantenimiento de sus calles. Cumpla con las nuevas obras que prometió. No confunda señor alcalde reparación o reparcheo con obras, o poda de plantas y pintada de bancas con embellecimiento. Se acaba el año y no se visionan ni obras ni proyectos de impacto para el desarrollo de la ciudad y de la región. La vía de la Estación del Ferrocarril, carrera 19 A, es la muestra palpable del desgobierno de Armenia, la maleza que a lo largo de esta vía obstruye el tránsito y afea aún más el sector, le hace honor a la negligencia, a la desidia, dejadez, abandono de la ciudad por parte de sus dirigentes. ¡Qué vergüenza!

Ah, es necesario aclarar que las obras de Amable, las únicas representativas en la ciudad, son de la Empresa Amable, pactadas y financiadas hace 10 años. El hecho que los alcaldes se pongan el casco para ir revisarlas o inaugurarlas no es más que un vitrinazo politiquero. Para trabajar con seriedad y responsabilidad por la ciudad no es necesario ponerse casco, coger una pala o un pica, tomarse la foto y hacer un falso vídeo para aparentar lo que en la realidad es incapaz de hacerse.

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