Pasó un poco desapercibido en nuestra región un informe de EL QUINDIANO donde se dice que Armenia fue la ciudad más costosa en el mes de noviembre pasado. La información nos proporciona cifras que deberíamos analizar con mucho más cuidado: la variación de los precios de los bienes y servicios, que componen la canasta familiar en la capital quindiana, se ubicó en 0,47 %, la más alta entre todas las capitales colombianas. Solo Popayán, con 0,45 se le acercó.

Armenia ha sido, históricamente, una ciudad ‘barata’ para vivir, donde los bienes y servicios están no solo en abundancia, sino al alcance económico de todos. Incluso, en muchas mediciones hemos informado que la capital del Quindío es la ciudad menos costosa del país. Y mucha gente lo refiere, cuando llega de Bogotá o de la Costa Atlántica, o de Medellín. Quedan aterrados con los precios que se encuentran en esta ciudad.

Por eso, es muy preocupante que el Departamento Administrativo Nacional de Estadística, Dane, nos diga ahora que, de pronto, pasamos a ser la ciudad más costosa del país. Esto no es otra cosa sino que la inflación tuvo en Armenia su más grande crecimiento en ese mes analizado: noviembre. Y nos dice que las alzas que más influyeron en la inflación fueron: Transporte, con un crecimiento de 1,24 %, y Alimentos con 0,56 %.

En casi todo el país nos ven como un departamento productor de alimentos. Y vaya que lo somos, pero eso ha variado en forma enorme. Recientemente, en el Censo Agropecuario, nos dimos cuenta que por lo menos el 38% de nuestras tierras ya no se utilizan para la agricultura. Y un gran porcentaje está orientada a la actividad turística o simplemente a la ganadería extensiva, provocando un peligroso proceso de potrerización.

En el caso de la variable Transporte, nos dice el Dane, se dio el incremento más alto de las 24 capitales analizadas, lo que, evidentemente, se explica por el aumento de $100 en el pasaje de bus urbano en la ciudad en ese mes de noviembre. En el de alimentación no hay un elemento distintivo dinamizador de ese crecimiento en los costos, parece que ha sido en forma general.

Lo cierto es que el Quindío ya no es un gran productor de comida, como antes, y, por el contrario, gran cantidad de alimentos que consumimos vienen de otra parte del país y del exterior. Nos quedamos con café, plátano, yuca y cítricos. Las frutas y verduras que consumimos, por ejemplo, vienen de otro lado.

Sin embargo, mirando el acumulado del año, (enero a noviembre), el costo de vida en Armenia es del 3,30 %, es decir se mantiene por debajo del promedio nacional que es 3,69 %. Y analizando los 11 meses corridos, e informados por el Dane, los bienes que más han subido en Armenia han sido la Salud (5,28 %); la Educación (4,85 %) y el Transporte (4,31 %).

De todas formas, estas cifras son un campanazo de alerta, pues ya nos pasó con el empleo, de pronto pasamos a los primeros lugares de desempleo en el país, y ahí nos quedamos. Llevamos más de seis años en los primeros tres o cuatro lugares, siendo el primero uno de los más constantes. Ahora, también llegamos a ser campeones en inflación, en costo de vida, y, de pronto nos quedamos allí.

Para una sociedad, para una comunidad es terrible que no solo tenga el mayor índice de desempleo, sino también la cifra más grande en inflación. En este sentido, podemos decir que avanzamos como el cangrejo, para atrás.