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Editorial  |  12 enero de 2018  |  12:00 AM

Una campaña monotemática

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Los políticos deberían de estar mejor preparados para asumir la representación de sus pueblos.

Es una lástima que las materias del debate electoral se reduzcan a dos: corrupción y proceso de paz. Son muy pocas las voces políticas que ha tomado otros caminos, como el partido Mira que enfocó todos sus contenidos electorales a la familia, y a través de ella despliega su arsenal de propuestas. El país está dividido, prácticamente en dos bandos conceptuales, los que aceptan y quieren poner en marcha la implementación de los acuerdos de paz, pero están profundamente divididos en por lo menos tres sectores. Y los que dicen que la paz sí, pero transformando el proceso que firmaron las Farc y Santos, y que van camino a consolidar una unidad total.

Lo grave del asunto es que en todos estos sectores son muy pocos los que se salvan de la corrupción, que ha invadido las esferas personales de los políticos pero también de los partidos en sí. Es tan profunda la corrupción destapada en el partido Cambio Radical en todos los rincones de Colombia, que su propio jefe y creador, el candidato presidencial Germán Vargas Lleras se apartó de él, de la chapa, del nombre, para su aspiración, y lo hace por firmas con un nombre absolutamente prepotente: ‘Mejor Vargas’. Claro que se desprende de ‘la chapa’ del partido Cambio Radical, pero no los corruptos que lo componen en todo el territorio colombiano.

Así, pues, aunque haya muchos esfuerzos por parte de los candidatos a Cámara y Senado por tocar otros campos importantes de la vida nacional, que además incluyen en sus agendas programáticas, siempre, en el discurso en la plaza, en los medios, en los cafés, en las calles, caen en el mismo llanito: la corrupción y el proceso de paz.

Es una lástima, decíamos, porque el país tiene muchos problemas generados por diferentes causas y que es necesario entrar a solucionar. Por ejemplo, la salud. Cada vez es peor la atención que las EPS le ofrecen a sus afiliados. Cada vez son más grandes las quejas. Cada vez son más las personas que se mueren por falta de atención. Y, sin embargo, los políticos se concentran en solo dos tópicos, dejando de lado uno tan significativo para el ser humano como este de la salud.

Y otros más: el medio ambiente, la defensa de los páramos, la detención de la peligrosa megaminería, la conservación del agua, recurso vital, las soluciones a problemas como las basuras y los residuos sólidos en general, o el grave avance en las ciudades de las aguas residuales que no encuentran solución. El empleo, la educación, el sector agropecuario, nadie habla del deporte, en fin, son muchos los asuntos que afloran con problemas en todo el país, y es penoso, vergonzoso que los políticos en campaña se concentren solo en dos: corrupción y proceso de paz.

Los políticos deberían de estar mejor preparados para asumir la representación de sus pueblos. Se vuelven monotemáticos, básicamente porque son ignorantes, desconocedores del resto de problemas que acosan a la población. Ah, claro está que a la gran mayoría no les importa un ápice la solución de los grandes y graves problemas del país y las regiones, tienen perdido el horizonte de la defensa del interés colectivo, y solo van por su tajo, por su parte del ponqué.

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