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Editorial  |  06 octubre de 2017  |  12:00 AM

Colombia, una luz de esperanza

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No hay nada que una más a los colombianos que un juego de la selección Colombia, especialmente en las eliminatorias para un mundial de fútbol. Ayer lo vivimos, el país estaba unido alrededor del juego con Paraguay. Aquí no importaba ni el color de la piel, ni las diferencias políticas ni religiosas, como tampoco las de edades, sexos o condición económica. Jugaba nuestra selección y como dice una promoción publicitaria, Colombia es una sola bandera, una nación.

Razón tenía el colombianista David Bushnell cuando afirmaba en su ya famoso libro, Colombia, una nación a pesar de sí misma, que el nacionalismo colombiano solo era evidente cuando jugaba la selección de fútbol. Lo vivido ayer es sorprendentemente maravilloso en términos de la alegría y la unidad, así hayamos perdido el partido frente a Paraguay. Y aunque hayan disminuido el entusiasmo y la alegría, la unidad sí nos durará hasta el próximo martes, porque se guardan las esperanzas de ganarle a un envalentonado Perú, para lograr la clasificación directa al mundial Rusia 2018.

No la tiene fácil el equipo de Pékerman en su partido del próximo martes, pues Perú ha venido en ascenso, y ganándole a Colombia completaría 28 puntos que serían suficientes para estar entre los cuatro clasificados directos con Brasil, Uruguay y, muy seguramente, Chile, dejando a uno de los más grandes del mundo, Argentina, por fuera de la contienda o en el repechaje. Sin embargo, hay que esperar a que los jueces piten el último segundo, para saber cómo quedará definitivamente la tabla de clasificados.

Los partidos hay que jugarlos hasta el último minuto, y esos últimos son los más importantes para los técnicos, es ahí donde se conoce de verdad al orientador, que está viendo un partido muy distinto al que ven adentro en la cancha los futbolistas. Pékerman debió de haber sacado al peor de la cancha, James Rodríguez, y, en vez de haber cambiado a Aguilar por Barrios, debió de haberlos mantenido a los dos, con el propósito de hacer una barrera de contención al ataque paraguayo y haber aguantado los siete minutos que faltaban para terminar el partido, cuando se ganaba 1 por 0. Este partido con Paraguay lo perdió todito el técnico y su cuerpo de asistentes.

El país se fue a dormir anoche, achantado, acongojado, triste, porque frente a la cantidad de noticias adversas relacionadas con la corrupción y la violencia, la eterna pelea de los políticos y la falta de servicios de salud para la población, entre otros, un triunfo de la selección siempre refresca, anima, alegra, así al día siguiente el desayuno solo pase por una aguadepanela con tostada. Que la selección Colombia pierda es mucho más duro, para una gran parte de nuestra población, que el robo del erario por parte de la corruptela política.

Queda un juego, y siempre hay esperanzas. En la práctica, será muy difícil, casi imposible. Por eso, un resultado adverso el próximo martes no será tan duro ni tan terrible como el de anoche. Vamos a Perú por el ‘si acaso’, el ‘de pronto’, que de darse, deparará una alegría sin igual. Sería una lástima que, definitivamente, el martes próximo, el final del partido nos diga que no vamos a Rusia 2018. Si quedamos en el repechaje, la esperanza volverá. Y si el destino está de nuestro lado y ganamos el partido, entonces Colombia será una sola bandera, una nación unida, así sea por 24 horas, como nos lo dijo Bushnell.

 

 

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