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Editorial  |  30 abril de 2018  |  12:00 AM

Parqueadero calles Armenia, sin dueño ni control

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El problema de movilidad en Armenia es más profundo incluso que el de los vendedores ambulantes.

Al sector del parque Los Fundadores y a la zona de las clínicas donde inicia el norte de Armenia no le cabe una carro más en sus calles y carreras, la zona está convertida en un amplio parqueadero con la aprobación de las autoridades reguladoras del tránsito en Armenia.

Lo mismo sucede con las carreras 20 y 21 entre calles 9 y 21 en pleno centro de Armenia. Esta zona no solo se ha convertido en una amplio parqueadero sino en un gigantesco taller de mecánica. Un taller de mecánica en donde el patio principal son las vías y los andenes, donde se arregla toda clase se vehículos y se comercializa las partes para su reparación.

Y qué decir de las céntricas calles de Armenia, donde se vive un verdadero caos, en donde la falta de cultura ciudadana y de autoridad de los guardas de tránsito es el pan nuestro de cada día.

Carretas llenas de frutas -chontaduro, fresas, uvas-, recorren el centro de la ciudad la mayoría de veces en contravía y lo peor se estacionan en las esquinas de los cruces impidiendo el paso de los vehículos y la visión de los conductores. Nadie las controla.

Los carritos que llevan una buena cantidad de termos llenos de tintos y con los cuales a un ‘buen’ samaritano se le ocurrió explotar la mano de obra barata femenina que pulula en la ciudad, transitan por las vías sin ningún reparo y llevando siempre la vía, y además se estacionan en cualquier sitio. Nadie los controla.

Y como nadie dice nada, como perdimos el sentido de pertenencia por la ciudad y como ser guarda de tránsito paga así sea que me pare a contemplar el despelote y a sancionar a los de ruana, una nueva modalidad viene haciendo escuelas en el parqueadero calles de Armenia. Se trata de los vehículos convertidos en expendios de frutas, sobre todo de la que está en cosecha, que deben contar con el privilegio de un permiso especial para tal actividad, es decir tienen corona. Se estacionan en el parque Fundadores, en la carrera 14 con calles 11 y 12, en la carrera 16 con calles 24, 25, como si nada. Son expendios de frutas ambulantes, rodantes.

Y a todo ello agréguele la ciclorruta o bicicarril, que parece fue hecho para nadie.

En este sentido, se evidencia, se enrostra a los ciudadanos que en Colombia ese cuento de la democracia o de la igualdad no existe. Que se sanciona a unos cuantos pero a la gran mayoría se le permite que hagan lo que les dé la gana y ahí es donde pierden la razón de ser los guardas de tránsito. ¿Por qué una gran mayoría tiene el privilegio de no ser sancionados? Lo malo es que mientras subsista el privilegio de parqueo en la zona de Los Fundadores, a lo largo de la carrera 20 y en el centro de Armenia, en cualquier parte de las calles de la ciudad, los ciudadanos no van a respetar ninguna calle para parquear. “Todos en la cama o todos en el suelo”.

Las campañas realizadas hace poco por Setta en las que recomendaba a los conductores no dejar sus carros abandonados en las calles o de lo contrario se verán obligados a pagar una multa de 390 mil pesos, no han dado resultado alguno. Los anunciados 1.793 comparendos impuestos del 1 de enero al 9 de abril del año en curso por “estacionar en sitios prohibidos”, más bien son muestra de que no existe un programa serio que regule el tránsito en Armenia, porque todo sigue igual. ¿O es que las cientos de motos decomisadas y abandonadas en los patios de la secretaría de Tránsito evidencian o han dado alguna solución? Ninguna, al igual que las campañas y los comparendos son pañitos de agua tibia, que ni siquiera remedian el mal de momento.

El problema de movilidad en Armenia es más profundo incluso que el de los vendedores ambulantes. La ciudad creció, el parque automotor está desbordado y la administración municipal no se ha dado cuenta. No es haciendo avenidas y deprimidos como se va descongestionar la capital quindiana, se debe de ir más allá, realizar un estudio muy serio, con proyección, con educación ciudadana, que dé resultados claros para que se tenga una ciudad ordenada, con cultura, que privilegie el transporte público masivo al transporte individual, donde no reine el caos, los accidentes de tránsito productos de ese caos y el estrés que genera conducir en una ciudad sitiada por el abandono y la falta de autoridad.

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