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Editorial  |  28 mayo de 2018  |  12:00 AM

Lectura electoral desde la región

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Un hecho destacable es la derrota a las maquinarias políticas y el llamado clientelismo.

Hay quienes solo atinan a decir, con relación a las elecciones de este domingo 27 de mayo, que triunfó la democracia. Sí estamos de acuerdo, pero hay muchas otras lecturas que nos deja esta contienda que, afortunadamente, tuvo un positivo tufillo de triunfo sobre la tradicional violencia colombiana.

Claro que triunfó la democracia. Y triunfó por cuenta del acuerdo de paz que el actual gobierno pudo concretar con el más grande e histórico grupo guerrillero que ha tenido el país. No hubo ni una sola escaramuza de violencia el día de las elecciones. Claro que triunfó la democracia por cuenta de las posibilidades que nos brinda la Constitución del 91 y el desarrollo de sus artículos a través de las diferentes leyes que permiten la participación de diversidad de partidos y grupos políticos en la contienda electoral.

Claro que triunfó la democracia por cuenta de la neutralidad del gobierno, que no se involucró en ninguna campaña política, aunque dos de sus más importantes exfuncionarios, Humberto de la Calle y Germán Vargas Lleras fueran candidatos presidenciales. Claro que triunfó la democracia porque la abstención electoral cedió, fue menor con relación a otras contiendas. Claro que triunfó la democracia porque no hubo quejas de fraude electoral y los datos de la Registraduría coincidieron con los de los equipos de auditorías de todas las campañas.

Las elecciones de ayer tienen muchas lecturas más, que esta del triunfo de la democracia. Por ejemplo, los resultados electorales desdibujaron el prurito político y de los análisis de los ‘expertos’ de que Colombia es un país polarizado. Las votaciones distintas a las de Iván Duque Márquez (la derecha) y de Gustavo Petro (la izquierda), sumaron por lo menos el 30% de los sufragios. Es decir, no existen dos partidos, absolutamente antagónicos, en polos opuestos, sino que hay movimientos, con una alta votación, que agrupan a personas que tienen pensamientos alternativos. Es decir, más allá de la polarización, hay una gran diversidad de pensamiento y de decisión electoral.

La otra lectura de las votaciones de este domingo está signada en la superación del sufragio del Sí y el No del plebiscito por la paz. Todo indica que la segunda vuelta electoral irá mucho más allá del debate de los dos últimos años sobre la firma del acuerdo de paz con las Farc. Las elecciones en Colombia, que en los últimos 25 años estuvieron ‘farcizadas’, empiezan a perder esa condición, empezaron a ‘desfarcizarse’. Ese es un excelente síntoma para nuestra democracia.

Otro hecho positivo es que por primera vez en la historia de Colombia quedó asegurado, tras el debate electoral de ayer, que el país tendrá una mujer en la vicepresidencia. O Martha Lucía Ramírez, fórmula vicepresidencial de Iván Duque, o Ángela María Robledo, fórmula vicepresidencial de Gustavo Petro, tendrán esa responsabilidad. Es el ascenso de la mujer a los principales cargos políticos de la nación.

Un hecho destacable es la derrota a las maquinarias políticas y el llamado clientelismo. Germán Vargas Lleras, el candidato que más maquinarias acumuló: partido de la U, partido Conservador, partido Liberal en gran parte, caciques políticos en casi todos los departamentos, obtuvo una pobre votación, que deja claro que el país está cansado de esta forma de hacer política.

En lo territorial hay que destacar dos cosas. La primera, que los tres parlamentarios actuales del Quindío salieron absolutamente derrotados. Dos de Cambio Radical, Atilano Giraldo y Antonio Restrepo tuvieron una pobre figuración en votos, 11.800 le pusieron a su patrón Vargas Lleras; mientras que el representante del partido Liberal, Luciano Grisales, solo le pudo ayudar con 4.335 a su aspirante Humberto de la Calle. Con esa votación, no parecen tener mucho chance para las elecciones territoriales de 2019, comparada con los sufragios por Fajardo en Armenia, que ganó en la capital quindiana con 61.379 votos, o con Iván Duque que ganó en el consolidado departamental, con 109.072 votos.

Esta semana será definitiva y crucial para las alianzas de los dos candidatos, Duque y Petro, con los tres aspirantes que no lograron los votos para la segunda vuelta. De ellos, el fundamental será Sergio Fajardo, que por poco iguala a Petro en el número de votos. Son 4.5 millones de votos que, seguramente, serán definitivos para uno de los dos aspirantes a ocupar el solio de El Libertador Simón Bolívar. Lo más seguro es que no haya una decisión de coalición y se deje en libertad a las distintas vertientes de esa Coalición Colombia para que asuma las responsabilidad de acompañar a uno o a otro. O que, simplemente, se permita la libertad política a cada elector.

Lo cierto es que ha terminado el primer round de esta contienda. Aspiramos a que estas tres semanas de campaña que restan sean saturadas por la profundidad y claridad en las propuestas, el respeto y la tolerancia. Solo así, podremos decir el 17 de junio, sea quien fuere el nuevo presidente, de verdad: triunfó la democracia.

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