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Editorial  |  30 mayo de 2018  |  12:00 AM

Adiós a La Gran Señora de la Canción

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Paz en su tumba.

Este miércoles será incinerada en La Almudena María Dolores Fernández Pradera, la conocida intérprete y actriz española María Dolores Pradera, La Gran Señora de la Canción quien a sus 93 años falleció este 28 de mayo en Madrid.

María Dolores Pradera fue una de las artistas más destacadas del siglo pasado. Ocupó y llenó con su fina voz los grandes escenarios del mundo. 

Había nacido el 29 de agosto de 1924 en Madrid, España, pero muchos hasta el día de su muerte, a los 93 años, la consideraban latinoamericana, pues fue enorme el contacto que tuvo con los habitantes de las tierras de esta parte del mundo, a los que enterneció con sus canciones al ritmo de las cuales cientos de parejas a lo largo de sus 70 años de interpretaciones, se enamoraron al compás del timbre de su voz y de letras que llegaban al alma.  

Desde comienzos de la década de 1970 se dedicó de lleno a la canción, dejando de lado la actuación para realizar giras musicales por diferentes países del mundo. La Gran Señora de la Canción, como era conocida, alcanzó fama mundial con sus géneros musicales de música popular hispanoamericana, la canción española y la obra de sus más grandes autores. Tenía una gran personalidad en el escenario que se engrandecía con su voz grave y contundente llena de una elegante gestualidad.

Interpretó a grandes compositores como José Alfredo Jiménez, Chabuca Granda, Alfredo Zitarrosa, Atahualpa Yupanqui y Violeta Parra, entre otros. Baladas, boleros, coplas, rancheras, fados fueron registrados a la perfección en su fina voz. 

Fuimos muchos en latinoamérica, en Colombia, el Quindío y en Armenia los que en las noches de cielos estrellados adornados por la luna y con la palabra te quiero a flor de piel, disfrutamos de La flor de la canela, Fina estampa, Limeña o El rosario de mi madre, clásicos reconocidos en todo el mundo. 

Se fue una grande de la música, del bolero. Su voz vivirá para siempre en la generación que tuvimos el privilegio de oír y encantarnos con su garganta prodigiosa, de sus mensajes y de esa inigualable elegancia de mujer que marcó huella en los escenarios y corazones de miles de seres humanos a quienes embrujó en sus sentimientos.

Paz en su tumba.

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