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Editorial  |  26 junio de 2018  |  06:33 AM

El nuevo alcalde de Armenia

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Esperamos, por tanto, que la terna sea integrada por personas honestas.

Muchas expectativas se han generado con el encargo que el gobernador le ha hecho al arquitecto Álvaro Arias Young de la alcaldía de Armenia, mientras el partido Liberal envía una terna para escoger al mandatario que ha de reemplazar al titular Carlos Mario Álvarez Morales, mientras dura su proceso judicial en la Fiscalía. Expectativa, decimos, porque Arias sería el alcalde ideal para terminar el período, sin embargo, su mandato durará lo que un ‘suspiro en la puerta de una escuela’.

Ayer, el gobierno seccional le ofició a la Dirección del partido Liberal para que integre la terna y la envíe en los diez días hábiles siguientes. De manera que la terna podría llegar esta misma semana, o la entrante, y el gobernador nombrar de inmediato. Y otro, distinto a Arias, sería el mandatario de Armenia para los próximo 18 meses, de no presentarse renuncia del titular Álvarez Morales antes del 30 de junio, lo que llamaría legalmente a elecciones; o de resolverse pronto su situación judicial, lo que es muy improbable.

Ahora bien, si no es Arias quien gobierne durante lo que resta el período, ¿quién será? Ahí está el dilema hoy en Armenia. Hay en esto una gran responsabilidad de doble vía: una, del partido Liberal en la integración de la terna. Y otra, la del gobernador, porque puede aceptarla, pero también objetarla, es decir, rechazarla.

No podemos los armenios darnos el lujo de tener un alcalde politiquero, un miembro del sanedrín liberal tradicional del Quindío que llegue a cumplir órdenes de los congresistas, concejales y diputados, direccionamiento que regularmente va en sentido del contratismo y la burocracia, y menos a favor de la ciudad.

Armenia necesita un gerente, una persona con experiencia, un ciudadano que conozca muy bien de finanzas públicas, que pueda llegar a enmendar el terrible error de valorización, que encauce la ciudad por la moralidad, que tome determinaciones precisas y justas alrededor de los contratos, casi todos paralizados, sobre el gran proyecto de obras con la contribución de valorización. Que tome decisiones sobre el grave problema del uso de suelos en el tema de la construcción, es decir, que organice y arregle esta casa desbarajustada y a punto del colapso.

Cumplir el plan de desarrollo, un objetivo fundamental del nuevo alcalde. Hacerlo no será fácil, porque se ha perdido tiempo precioso, por un lado, por falta de conductor de la ciudad, pero es un mandato legal que se debe precisar, sin pérdida de más esfuerzos. Y debe, el nuevo alcalde, para sus propósitos, darle un vuelco total a la administración en su funcionamiento. De no hacerlo, los vicios seguirán intactos y quien mande en estos 18 meses no será él, sino el politiquero de turno que gobernará al antojo de sus intereses personales.

No podemos, como dice el adagio popular, salir de ‘Guatemala para Guatepeor’, y en eso, repetimos, la responsabilidad reposa en la Dirección del partido Liberal, por una parte, y en el gobernador del Quindío, por otra. Esperamos, por tanto, que la terna sea integrada por personas honestas, con conocimiento, con experiencia, de reconocida solvencia moral, con independencia suficiente para tomar las decisiones trascendentales que amerita la ‘mala hora de Armenia’.

 

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