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Editorial  |  11 septiembre de 2018  |  07:30 AM

Los que destruyen los bosques de Armenia

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La secretaría de Educación de Armenia está citando a una mesa de trabajo este miércoles para analizar, sobre todo, el problema de las invasiones que se están presentando de manera permanente en los alrededores de las instituciones educativas de Armenia, en sus zonas de conservación ambiental.

Hace algunos años el entonces rector del colegio Nacional Jesús María Ocampo, el especialista Héctor Emilio Espinal Bocanegra, aprovechando las vacaciones de docentes y estudiantes, mandó a talar los árboles en donde se iniciaba el relicto boscoso que daba vida y belleza a los patios interiores de esta institución educativa de la capital quindiana.

El daño se hizo a por los menos seis de los más grandes árboles de la institución con la disculpa de que esos árboles, en revisión de expertos de la CRQ, estaban enfermos, lo que resultó ser falso. Afortunadamente la comunidad liderada por varios profesores se puso al frente y frenó el arboricidio contra este pulmón del colegio y de la ciudad. En tremendo lío se metió Bocanegra que además pretendía sacar la madera del plantel, lo que la misma comunidad le impidió.

El Nacional fue uno de los colegios reconstruido por el Forec, pues el terremoto del 25 de enero de 1999 lo había destruido casi en su totalidad. El plantel contaba con un bello terreno que lindaba con el barrio Santander en su parte trasera y con la entrada al barrio El Placer por el frente.

Poco a poco y sin que nadie prestará atención los invasores le fueron quitando terreno al colegio Nacional, tanto así que varias casas fueron construidas en sus linderos de la parte del frente, es decir, a la entrada del barrio El Placer.

Ante la invasión de una persona con su familia en la parte de atrás, terreno que convirtió en una finca en la que producía plátano e incluso marihuana, y ante el peligro que representaba la ladera que daba a la quebrada en límites con el barrio Santander, la administración municipal de ese entonces decidió construir un muro separando los terrenos de la ladera de la quebrada con el patio de la institución, eso sí con una puerta de acceso a dicha ladera.

Fueron muchos los proyectos que profesores presentaron o expusieron ante las directivas del colegio para utilizar dichos terrenos, el más sonado, la implementación de una modalidad en agropecuaria para que estudiantes no solo aprendieron sobre las prácticas del campo, sino también la siembra de productos para comercializar, incluso para montar pequeñas empresas agroindustriales, como fue el sueño del docente de biología Gilberto Ramírez, quien desde la inauguración de la plata educativa en los años 70, sembró a sus alrededores árboles en compañía de sus estudiantes. Todo se quedó en proyectos, al parecer era mejor que el invasor se apropiara de estos terrenos, que al estar separados por un muro se quedaron sin “dueño”.

Hoy, el terreno ha sido ‘limpiado’ por parte de invasores que seguramente lo están alistando para construir viviendas, tarea que por lo regular la realiza ‘una pequeña compañía de vivos’ que vende terrenos del municipios a personas que carecen de vivienda, situación que se presenta en muchas zonas de la ciudad, que de la noche a la mañana aparecen pobladas de casas de guadua y esterilla y habitadas en un abrir y cerrar de ojos. Pereciera que personas sin escrúpulos pertenecientes a las administraciones municipales cohonestaran con esta práctica, así lo demuestra lo poco que se hace para defender el patrimonio del municipio.

En ese sentido, nos queda la duda de quiénes son los que verdaderamente comenten los delitos ambientales. Pero igualmente es paradójico que para cortan un árbol en una avenida o en una calle de Armenia que se prevé va a causar un daño, la Corporación Autónoma Regional del Quindío ponga miles de trabas, mientras que en los relictos boscosos de la ciudad tumban árboles y acaban con la vegetación, y con ello la fauna, a diestra y siniestra y la autoridad ambiental no se da por enterada.

Nos están acabando con el verde que da vida a la capital quindiana, y todos tan tranquilos.

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