Son muchos, exagerados, los planes, proyectos y programas que a diario se plantean en el departamento del Quindío y que tienen como finalidad paliar o enfrentar las crisis que a todo nivel se presentan, sobre todo en el campo social y económico.

Se podría afirmar, sin temor a equivocarnos que la gran mayoría de esos planes, proyectos y programas se quedan en el papel, en el discurso, es decir, en el Quindío la retórica supera la realidad.

Sabemos que la corrupción es el fenómeno que se apropia de los recursos para muchos de esos proyectos, incluso, una buena cantidad de ellos se elaboran con el único propósito de apropiarse de sus presupuestos.

Una muestra de ello son los pocos o nulos resultados que se obtienen con esos proyectos difundidos, en su presentación, con toda la energía, pero que en la práctica se apagan y nada aportan a la sociedad quindiana, se quedan en el aire con el silencio cómplice de muchos ciudadanos y la inoperancia o aprobación incluso de las tales veedurías.

Entre estos podemos mencionar las campañas que contra la drogadicción se hacen en los colegios de Armenia y del departamento, campañas realizadas con recursos del Estado, que no dan resultado alguno, al contrario, el consumo y distribución de sustancias sicoactivas están disparados en las instituciones educativas.

El Proyecto de Alimentación Escolar, PAE, se lleva a cabo para una minoría de la población estudiantil, son muchos los menores que no reciben el almuerzo ni el refrigerio tan anunciado en los proyectos del gobierno con millonarias sumas de dinero que supuestamente se invierten.

Asimismo, los programas o proyectos con los habitantes de calle no se hacen esperar, pero sorpresa, cada día las calles de Armenia se llenan más de esta población afectada en su condición mental, en su mayoría, por el consumo de sustancias sicoactivas.

Y qué decir de los proyectos, planes y programas de empleo. Renombradas entidades como el Sena, Uniquindío, Comfenalco y hasta la propia alcaldía y gobernación han creado centros de empleo inaugurados con bombos y platillos, y mucha retórica, pero vaya paradoja, mientras más centros de empleos se crean, crece más el desempleo en el Quindío, que no se nos olvide que hace más de una década que ocupamos los vergonzosos primeros lugares.

En el Quindío, la realidad debe superar la retórica, porque no puede ser que nos estemos equivocando reiteradamente con los cientos de proyectos que a diario se formulan y que a diario fracasan. Los errores o equivocaciones son una cosa, la retórica, en la actualidad, es amiga inseparable de la corrupción.