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Editorial  |  24 noviembre de 2018  |  12:00 AM

Un solo país

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“Tu patria es mi patria, tu problema es mi problema, gente, gente tu bandera es mi bandera…”

Armenia está llena de venezolanos, a donde quiera que usted vaya se encuentra con hombres, mujeres y niños, familias que han llegado del vecino país a buscar refugio al Corazón Verde de Colombia.

No solo se han desplazado a las grandes ciudades como Bogotá, Cali, Barranquilla, sino también a las urbes fronterizas como Cúcuta y Arauca pero asimismo a las del interior del país como Manizales, Pereira y Armenia.

En las calles de la Ciudad Milagro se ve a muchos venezolanos que han llegado a engrosar las filas de los vendedores ambulantes, comercian cualquier producto que les genere un poco de dinero para sobrevivir. Los semáforos de la capital quindiana ya se los disputan los hermanos del vecino país, han desplazado a los colombianos, con la diferencia de que estos en lugar de disfrazar la mendicidad con espectáculos circenses, montan pancartas alusivas a la situación por la cual tuvieron que huir del país patriota, el desempleo y el hambre por la que están atravesando y acuden a la caridad de conductores a quienes parar en un semáforo se les convirtió en Armenia, desde hace ya algunos años, en un peaje sin recibo.

En muchos colegios de Armenia lograron matrícula algunos niños y jóvenes venezolanos desde el 2017 y en el año escolar que termina. La secretaría de Educación departamental les abrió el camino para ejercer ese derecho universal con el lleno de legalidad de ciertos requisitos como el ya conocido Permiso Especial de Permanencia, PEP, en todo caso hay la orden de recibirlos y se les da el tiempo necesario a los padres de familia para presentar los documentos respectivos.

Igualmente, las secretarías de Familia y la de Salud departamental han incorporado programas especiales para atender a la población venezolana, que ya no solamente utiliza la ruta del Quindío como paso para Perú y Ecuador, sino que se quedan en alguno de los municipios del departamento para tratar de rehacer sus vidas en este bello rincón de Colombia.

Hay que destacar que muchas de estas personas patriotas que tratan de empezar una nueva vida en el Quindío, llegaron a este territorio porque tienen algún vínculo familiar en alguno de los municipios del departamento. Son hijos de colombianos nacidos en Venezuela o recomendados por los quindianos que ante la situación económica en la región, hace más de tres décadas migraron al país de Simón Bolívar y de Andrés Bello.

No se debe olvidar que en las décadas de los 70 y 80 del siglo pasado fueron muchos los quindianos que se marcharon al fronterizo país donde las ofertas de trabajo les dieron la oportunidad de enviar remesas a sus familias, incluso para hacerse a un futuro con más comodidades que en la tierra del café, ya que la moneda venezolana, el Bolívar, superaba en gran medida al peso colombiano.

Fueron muy apetecidos en la nación de Rómulo Gallegos los autodenominados profesionales del calzado quindianos, artesanos, especialistas en fabricar lo que ellos mismos llamaron ‘guantes para los pies’. Artesanos que en una época abundaron en las urbes del departamento en pequeños talleres donde entre diseñadores, cortadores, guarnecedores, soladores, emplantilladores y empacadores por lo regular contemplaban una nómina de más de 10 empleados, calzado que comercializaban en los almacenes de los centros urbanos no solo del departamento sino de otras grandes ciudades como Cúcuta y Bucaramanga, localidades en donde los zapatos para dama del Quindío era apetecido y en donde sus fabricantes tuvieron la fama que de alguna manera los llevó a su desplazamiento a Venezuela. Es decir, el vínculo de venezolanos y quindianos es grande, es por ello que estamos considerados el tercer departamento donde más desplazados llegan del hermano país.

Tienen los gobiernos, departamental y municipales, una enorme responsabilidad con las familias que por necesidades primarias tuvieron que abandonar a Venezuela, no es el pueblo venezolano el culpable de las pésimas políticas que los obliga a huir de sus país. América Latina desde México hasta la Patagonia en Argentina es un solo país, es la misma gente, el mismo pueblo que desde los tiempos de las independencias han tenido que soportar el yugo de unos dirigentes empotrados en unas monarquías disfrazadas de democracias.

“…Amarillo es oro, azul mar azul y el pobre rojo sangra que sangra que sangra que sangra…”

 

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