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Editorial  |  03 septiembre de 2020  |  10:00 PM

Bienvenida era DT, Después del Túnel

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Cuando este viernes 4 de septiembre, en medio de homenajes, comparsas, cortes de cintas y del paso oficial encabezado por la comitiva del presidente Iván Duque por el cruce de la cordillera Central, o como los historiadores quieren rescatar, ‘Andes de Quindío’, quedarán atrás más de un siglo de sueños, dificultades, controversias, retrasos, kilómetros, toneladas de tierra, millones de relatos e infinidades de aciertos y desaciertos, estos últimos que pasarán a un segundo plano, si dimensionamos la envergadura al oficializarse la puesta en funcionamiento del mayor megaproyecto de infraestructura en la historia de Colombia: el Túnel de La Línea.

Para el país se comenzará a hablar de Antes del Túnel, AT, y Después del Túnel, DT, porque no se podrá dejar de lado que, como lo expuso el abogado y periodista Jota Domínguez, en su columna La Nota de Jota, en EL QUINDIANO, han pasado muchos presidentes y gobiernos: “Rebrujando la historia nos dice María Camila Suárez Peña en el diario La República (01 de diciembre de 2016, ‘Lo que se ha tragado el túnel’), que desde 1913 y hasta ahora, han pasado 28 presidentes y una junta militar, empezando en 1913 por Carlos Eugenio Restrepo, que presidió de 1910 a 1914, hasta hoy Iván Duque Márquez (2018-2022)”.

Más de un siglo de un anhelado cruce que facilitara el transporte, en ese lejano 1900, y ahora el viaje y el comercio entre el puerto de Buenaventura y Bogotá, lo que se convierte en una de las mayores potencialidades para empujar la economía colombiana, la que claramente se ha visto afectada desde décadas atrás y más en la actualidad por el impacto de la pandemia.

Habrá quienes cuestionen la ejecución de la obra, sus demoras y sobrecostos, análisis que son válidos, no obstante la importancia del paso es innegable, así como su aporte al país y el hecho de ser un megaproyecto ejecutado por ingeniería colombiana, motivo de orgullo para este sector, su mano de obra, obreros y especialistas, que hoy le entregan a Colombia un invaluable cruce que sin duda dinamizará la región.

A partir de la fecha, el túnel principal y la mayoría de las obras complementarias podrán ser utilizadas por los vehículos que se movilizan de Buenaventura a Bogotá, empero los de dirección contraria tendrán a su disposición la vía antigua en un solo sentido, lo cual claramente mejorará los tiempos y condiciones del viaje. Ello permitirá un considerable ahorro en tiempo al reducir el trayecto de 48 a 30 kilómetros, y se acortará quizás en 90 minutos el viaje de los automotores con carga y de 30 minutos para carros livianos.

Ya muchos han reseñado las características y cifras del proyecto, como nuestro informe titulado ‘EL QUINDIANO recorrió el Túnel de la Línea, que será inaugurado este viernes’, por lo que en resumen se puede decir que el cruce contempla el túnel principal de 8,6 kilómetros de longitud; un túnel piloto de 8.500 metros de longitud y que será el de emergencia, además de 23 túneles cortos, 31 viaductos, 3 intercambiadores viales y aproximadamente 21 kilómetros de dobles calzadas, trabajos que requirieron más de 2 billones 900 mil millones de pesos, cifra mucho mayor a la estimada en el inicio de las excavaciones del piloto ya hace 16 años, cuando a través de la figura ‘Llave en mano’ se le entregó la obra al consorcio del polémico Carlos Collins.

El cruce por los ‘Andes de Quindío’ le aportará a los departamentos Tolima y Quindío ventajas que desde ya deben estar fijadas y concebidas por los gobernantes con el concurso de los gremios y la academia para diseñar un ambicioso plan que abra oportunidades de desarrollo. Para la Zona Franca quindiana es la oportunidad para fortalecerse y ganar protagonismo en una conexión que es sin lugar a dudas la más importante en el comercio de Colombia, pues según datos de Colfecar, el corredor moviliza el 40,6 % de la carga en el territorio nacional, que llega y sale de la Sociedad Portuaria de Buenaventura.

El túnel debe articularse con una verdadera estrategia de comercio y de exportación de los productos del país, porque los tiempos y costos del transporte de carga entre los dos puntos, Buenaventura-Bogotá, se reducirá lo que mejorará la competitividad.

En enero pasado, antes de la pandemia, El Espectador informó en su artículo ‘¿Por qué es tan importante el corredor de La Línea?’, que “entre enero y noviembre de 2019 se movilizaron por la vía Bogotá-Buenaventura más de 14,5 millones de toneladas y 62,5 millones de galones, cerca de 42.800 vehículos, 47% fueron camión rígido y el 53% tractocamiones. Las principales mercancías exportadas desde ese puerto son: azúcar, preparados de azúcar y miel, juguetes y otros productos. En cuanto a las importaciones son maíz y cereales. También se movilizan cementos, paqueteo, trigo y combustibles”, lo que demuestra la preponderancia del corredor, el que se ve potencializado por la puesta en funcionamiento del Túnel de La Línea.

De la misma manera, las posibilidades de fortalecer el turismo para el Quindío, que ha logrado avances en las últimas décadas con su alternativa rural y afianzada con la declaratoria de Paisaje Cultural Cafetero, PCC, patrimonio de la humanidad por la Unesco, se han multiplicado, por tanto el sector tiene el desafío de diversificar su oferta, atractivos y aumentar su capacidad en servicios, debido a que la reducción en tiempo invita a los habitantes, no solo de Bogotá sino de otras regiones, a aventurarse en el viaje terrestre, que incluirá el paso en el regreso por la colosal megaobra del túnel, al ingresar a las entrañas de la cordillera Central.

Lo de hoy es la entrega de un paquete, en el que se incluye el túnel principal, el túnel piloto, 3 túneles cortos, obras anexas, 2 intercambiadores viales y 12 kilómetros de doble calzada. Por supuesto que hacen falta algunas obras, que esperan ser culminadas en el primer semestre de 2021, para finiquitar un sueño que comenzó por allá en 1900, y que el Quindío espera, señor presidente Iván Duque, se complemente al materializarse la construcción de la doble calzada Calarcá-La Paila, un pedido sempiterno, el que es urgente si se piensa en ofrecer un corredor vial acorde con las necesidades y exigencias del actual comercio y transporte.

Este viernes, con limitaciones por la pandemia, se colarán muchos personajes y personalidades que se adjudicarán parte del logro y otros no estarán, aunque tienen merecidos créditos, y que se ajustan al monumento de ‘Héroes del Túnel’. En el recuerdo van quedando atrás los retrasos, las disputas con el anterior contratista, los sobrecostos, las luchas para proteger el recurso hídrico que estuvo afectado, pero lo más importante, la experiencia que ahora puede presumir, en el mejor sentido, la ingeniería colombiana.

Como quindianos podemos saborear este megaproyecto, a pesar de tantas dilaciones y de a veces perder la esperanza de verlo hacerse realidad. Y como colombianos y residentes en la zona de uno de los mayores proyectos de infraestructura vial del continente suramericano tenemos el derecho a seguir soñando y ser ambiciosos.

En consecuencia, presidente Duque los esfuerzos se tienen que dirigir al inicio de la segunda fase para el otro paso, el que ya tendría la experiencia acumulada de la primera parte, algo que sin duda asegurará una inversión menor a la ya ejecutada.

Se iniciará este viernes, la era Después del Túnel, DT, y por ello hay que ser agradecidos con todos aquellos que hicieron realidad este sueño de más de un siglo.

La gestión y el trabajo no termina, y se exige que se ponga sobre la mesa el ingenio y la innovación de los dirigentes de la región para que la inversion dé los frutos que se traduzcan en desarrollo y mejores condiciones de calidad de vida para los colombianos. Impulsar dinámica y proyectos que lleven al cruce de la cordillera Central Túnel de La Línea a ser el eje y protagonista del progreso, es ahora el reto.

 

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