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Editorial  |  08 diciembre de 2017  |  12:00 AM

Tren metropolitano del Quindío

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En este momento cuando se inicia la temporada turística de diciembre, volvemos a insistir en un tema al que poco le han parado bolas los empresarios y dirigentes regionales: la construcción de un tren metropolitano en el Quindío. Mucho más ahora cuando estamos a dos años, ahora sí, de la apertura definitiva del túnel de La Línea y la doble vía Cajamarca-Calarcá.

El Quindío tiene las condiciones geofísicas y los trazados de la línea férrea para que esta idea se convierta en una realidad. Un tren que tenga conexiones en los municipios de Armenia, La Tebaida, Circasia, Montenegro, Quimbaya, Salento y Calarcá, por lo menos. Este tren sería una enorme solución a los problemas de transporte metropolitano, sobre todo de los municipios con Armenia, pues un gran porcentaje de las gentes que viven fuera de la capital quindiana, trabajan en ella y tienen por tanto la necesidad de movilizarse todos los días. Pero también sería una gran oportunidad para hacer turismo local y regional y por ende un atractivo más del departamento en su proyección turística nacional e internacional.

 

Esto es posible porque en casi todos los municipios mencionados está todavía parte de la infraestructura que hiciera Ferrocarriles Nacionales en tres líneas férreas que fueron trazadas en la región: la línea de Pacífico: Armenia-Buga-Buenaventura-Cali; el ramal de nacederos: Armenia-Montenegro-Quimbaya-Alcalá-Cartago-Pereira; y la vía Armenia-Ibagué, que incluía el túnel de La Línea. En el primero, el trazado y gran parte de los rieles subsisten, incluyendo las estaciones de Armenia, La Tebaida, Álvarez-Salas, etc.; en el segundo también hay vestigios de las paralelas metálicas, incluyendo puentes sobre ríos y pequeños túneles como edificaciones de las viejas estaciones.

El caso más espectacular es el último, pues la ruta férrea hacia Ibagué alcanzó a construirse hasta Boquía, donde está el puente El Amparo, un monumento en piedra con cuatro arcos románicos de una gran belleza, además de un túnel de más de 100 metros en la ruta de la vereda San Juan en Armenia (La Nubia) y la pequeña estación de Boquía. Para el caso de Circasia es muy elemental llevar los rieles hasta el municipio. Mucho más difícil sería ir con el tren hasta Calarcá, pero en un mundo tan avanzado en ciencia y tecnología nada es imposible. Se trata de hacer un proyecto a cinco años, de tramitar una ley que le ofrezca parte de un impuesto al proyecto, o algo parecido. O parte de los impuestos que percibe la nación por la industria turística.

Esta idea necesita voluntad política, compromiso de los municipios a través de sus alcaldes y concejos, como del departamento a través de la asamblea y la gobernación. Y el concurso de los parlamentarios, el sector privado y los empresarios del transporte. Debe ser un proyecto que involucre a estos últimos para que no haya talanqueras de intereses personales.

Todos los países europeos manejan el tren con una enorme modernidad, mientras los latinoamericanos lo hemos dejado morir con un babilónico pre-modernismo, siguiendo patrones capitalistas norteamericanos de la industria automotriz y la industria petroquímica. Hay que rescatar el tren para mejorar la calidad de vida de la gente, en términos de comodidad, calidad y menor costo del transporte urbano e interurbano. Y no es necesario esperar a que haya un área metropolitana para echar a andar el proyecto. A ver ¡qué tan verracos somos!

 

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