La administración municipal le ha endilgado la culpa del aplazamiento de la mitad de las obras prevista en el proyecto de valorización a la mala planificación financiera que se hizo del mismo, pero al tiempo informa que hay una morosidad en el pago de esta contribución que llega a $50.000 millones.

Deducimos de estas cifras reveladas al finalizar el año pasado por el secretario de Hacienda, que el problema de la paralización y aplazamiento de obras no obedece tozudamente, totalmente, a la mala planificación financiera, sino a lo mala pagas que resultaron los ciudadanos de Armenia frente a esta contribución.

De acuerdo con el mismo funcionario, por lo menos 23.000 personas, naturales y jurídicas, no han pagado un solo peso de esa contribución, la mayoría de ellos porque están esperando que un fallo de la justicia ‘tumbe’ el derrame de valorización, lo deje sin piso y, entonces, no tendrían que pagar definitivamente.

De esos 23.000 hay una cifra increíble, unos 25 ciudadanos, que adeudan cerca de $20.000 millones. Esa cifra demuestra dos cosas: primero, la gran concentración de la propiedad urbana en Armenia; y dos, que los ricos, en su mayoría, son malos contribuyentes y, por tanto, ciudadanos poco solidarios con su entorno vivencial.

Otra de las deudas la tiene el propio municipio con la contribución de valorización. Los estratos uno y dos no fueron exonerados del pago de valorización, es decir, el hecho de que no tienen que pagar no significa que el dinero que les correspondía no vaya a entrar en la financiación de las obras. Ese dinero le toca ponerlo al municipio, es una especie de subsidio que hace el gobierno a los pobres de la ciudad. Sin embargo, no se ha pagado en su totalidad y, por tanto, hacen parte del déficit que tienen las obras.

El gobierno ha dicho que entrará este año a hacer los cobros coactivos, esto es, por vía jurídica, a aquellos que se han negado a pagar. Y, de verdad, si la ley lo permite, deben de iniciar lo más pronto posible. La contribución de valorización debió de empezar a hacerse en el 2015, lo que significa que quienes no han pagado, deben tres años, con sus consabidos intereses.

Recordamos lo que ha dicho el tesorero de rentas de Armenia sobre estas deudas: “Nosotros no vamos a rebajar nada, pero si hay un acuerdo de pago inmediato, se frenan los intereses, los cuales son muy altos y se deben liquidar mes a mes, según lo dispuesto por la Superintendencia Financiera, lo cual puede derivar en una deuda enorme, muy superior al valor original de la obligación tributaria”. Todo esto, además de que pueden ser reportados a la base de datos de deudores morosos, lo que puede frenarles muchas actividades comerciales y financieras.

De manera pues que, a pagar señores. Además, para que no nos sigan sacando el cuerpo con las obras.