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Editorial  |  02 febrero de 2018  |  12:00 AM

Los 52 años del departamento

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No es bueno que las fechas claves de nuestra historia pasen sin que hagamos memoria

La euforia de la celebración fallida de los cincuenta años de creación del departamento del Quindío, en el 2016, pasó rápido. Hoy, cuando el departamento cumple 52 años de creado, nadie se acordó. El 19 de enero, la fecha clave cuando se aprobó la ley 2da de 1966, pasó absolutamente desapercibida para todos, incluyendo el gobierno actual del Quindío y la propia Academia de Historia del Quindío.

No es bueno que las fechas claves de nuestra historia pasen sin que hagamos memoria de ellas, porque, de pronto, se van quedando en el olvido, lo que es funesto para la sociedad actual y del futuro. Ojalá que la fecha del 7 de febrero, cuando se firmó la ley por el presidente Guillermo León Valencia en el viejo Palacio de San Carlos, se recuerde de alguna manera. Y, también, la del 1 de julio próximo, cuando lleguemos a los 52 años del inicio de la vida política administrativa del departamento.

Para que no se olvide esa fecha del 1 de julio, sacamos de nuestro archivo histórico los sucesos que fueron noticia en las horas siguientes a la posesión del primer gobernador. Al día siguiente de su posesión, Ancízar López visitó la oficina desde donde debería de despachar: un salón en el cuarto piso del edificio de Empresas Públicas de Armenia, en la calle 22 entre carreras 16 y 17, donde también estaban las oficinas del alcalde de Armenia. Ese hecho lo recordó Ancízar López de la siguiente manera: “Las oficinas del departamento empezaron en un local de la alcaldía. Yo entré allí y encontré un salón vacío. Recuerdo que había un asiento y una basurita en la esquina. Entonces mandé a recoger la basurita y llamé al alcalde para que me prestara una secretaria”.

La secretaria que le prestaron era Luz Amparo Blasch, que desempeñaba funciones como secretaria del alcalde Hernán Palacio Jaramillo. “Nos prestaron un escritorio y una máquina de escribir y empecé a redactar el primer decreto nombrando los dos primeros secretarios y la secretaria privada de la gobernación, esta última nominación cayó en la persona de la misma Amparo Blasch. En el mismo decreto se nombró al ingeniero Volney Toro Arbeláez, secretario de Desarrollo y Fomento, al educador Bernardo Ramírez Granada, coordinador de Educación, y al abogado Nicolás Arcila Giraldo, como secretario de Gobierno”.

En realidad, en esta alusión al primer decreto, al doctor López López le falló la memoria, porque una cosa distinta dicen los archivos de la gobernación para la fecha. El primer decreto —001 de julio 01 de 1966 — nombra como secretario Adhoc del despacho del gobernador a Gabriel Restrepo Botero, quien le ayuda a López a organizar su gabinete. Ese mismo día, se emite el Decreto 002, donde se nombran las siguientes personas: Manuel Tiberio Arias Orozco, secretario Privado; Rogelio Martínez Ospina, jefe de la sección de Personal en el Departamento de Finanzas y Administración, ambos con asignación de $2.000 mensuales. También se nombra en el mismo decreto a Luz Amparo Blasch Patiño en el cargo de macano-taquígrafa, con un sueldo de $1.300, y, por último se designa a Ricardo Morales Quintero como chofer, ganándose $800.

El tercer decreto del primer gobernador, emitido el mismo día de su posesión ordena vincular a la nómina del nuevo departamento, en forma provisional y hasta tanto se haga el organigrama y la nueva estructura administrativa, a todo el personal que laboró hasta el 30 de junio de 1966 en el departamento de Caldas, y cuyos puestos estaban ahora en jurisdicción del departamento del Quindío.

Cinco días después, el 5 de julio, emite el decreto 004, por medio del cual se nombre a Jorge Iván Echeverri Osorio como jefe del Departamento de Finanzas y Administración, con una asignación de $4.500. El documento está firmado por López, pero no ya por el secretario ad-hoc, sino por el secretario Privado Manuel Tiberio Arias. También en un decreto seguido —005—, del mismo día, se le aceptó la renuncia al alcalde de Armenia Hernán Palacio Jaramillo y se nombró como alcalde encargado a Gustavo Moreno Jaramillo, que se desempeñaba como secretario de Gobierno del municipio.

De manera pues que no se nos pueden olvidar estas fechas trascendentales en la historia de nuestro departamento, como acaba de suceder el pasado 19 de enero. La politiquería electoral no nos puede llenar el ‘mate’ de amnesia.

 

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