Se repite la foto

La última encuesta realizada sobre la percepción de los ciudadanos en la metodología Armenia cómo vamos, repite la foto de las dos encuestas anteriores. Las variaciones son muy pequeñas, si acaso en la disminución en la favorabilidad del alcalde y la profundización del descrédito de la corporación concejo municipal de Armenia.

De resto, las cifras siguen siendo casi las mismas. La inseguridad, el desempleo y la falta de atención en salud siguen siendo los principales problemas de la ciudad. El estudio mostró que los ciudadanos no están satisfechos con las condiciones de seguridad en Armenia, lo mismo que en las dos encuestas anteriores.

Sigue siendo evidente la desconfianza que hay de la gente en la inversión de los dineros públicos y la poca información que tienen sobre el destino final de la plata que el Estado recauda entre los ciudadanos.

Hay gente que solo consume una o dos comidas al día, es decir, muchos armenios se acuestan sin haber almorzado y comido, lo que es una verdadera pena, una desgracia para una de las ciudades que se precia de ser una de las más avanzadas del país.

Nos sigue yendo bien en cobertura de educación, pero no tanto en calidad de la misma, y menos en acceso a la educación superior. EPA es la empresa con mayor reconocimiento en la ciudad, con un alto porcentaje de confianza por parte de los ciudadanos. Sin embargo, los problemas de las basuras y los escombros continúan como algunos de los primeros mencionados como críticos por los encuestados.

La encuesta Armenia cómo vamos es un referente importante para medir la ciudad y la intervención que hace sobre ella el sector público, y también el privado, el empresarial y gremial, lo que es desde todo punto de vista loable y beneficioso. Sin embargo, los resultados o los cambios con relación a lo que se dijo hace dos años en la primera medición y hace un año en la segunda, no se ven.

A los dirigentes políticos, a los gobernantes, no parece interesarles estas mediciones, pues, de hecho, no han intervenido positivamente en la solución de los problemas. Y, mucho menos a los propios ciudadanos. Por ejemplo, una de las más positivas percepciones es el amor que la gente le tiene a su ciudad y a su barrio. Se sienten orgullosos de una y de otro. Pero, al tiempo, lo que se ve en las calles con las basuras, los escombros, el destrozo de los parques, los monumentos y los murales de cultura, demuestra todo lo contrario.

Los directivos de Armenia cómo vamos, donde están las universidades y el sector gremial, deberían de hacer un pacto más saludable con el sector político, en el sentido de asumir la encuesta como un reto, cuyos resultados deben de mostrarse en el año siguiente. Eso se puede hacer en ciudades pequeñas como Armenia, no en Bogotá o Medellín, entendemos. De lo contrario, en el informe cuarto de Armenia cómo vamos, encontraremos los mismos guarismos, iguales problemas, y de las soluciones… nada.