Es una vergüenza que el territorio del Quindío tenga dos de los ocho entes de Colombia donde aún no se ha comenzado a ejecutar el Plan de Alimentación Escolar –PAE-. Ni el gobierno departamental ni el municipal de Armenia han empezado esta trascendental tarea en los establecimientos educativos del Quindío. La Contraloría General de la República dijo recientemente que en solo ocho entes territoriales del país no se había implementado aún el Plan de Alimentación, después de dos meses de inicio de labores escolares. Y entre esos ocho, repetimos, están el departamento del Quindío y el municipio de Armenia.

Sin embargo, y en forma irresponsable, en muchos establecimientos los rectores siguieron con la jornada única, esto es, mantener a los niños y adolescentes en los colegios casi todo el día, sin tener refrigerios y almuerzos. La Personería de Armenia y la Defensoría del Pueblo de esta capital advirtieron hace unas semanas, de forma tajante, que era necesario suspender la jornada única, mientras se implementaba el PAE. Y muchos rectores no lo han hecho.

Este es un asunto de imprevisión, de falta de idoneidad en el sistema de contratación, pues las licitaciones han sido declaradas desiertas. Este sistema del PAE, cuando no se llamaba así y tenía otra connotación, funcionó muy bien. En años pasados tenía como aliados al Bienestar Familiar, al Comité de Cafeteros, a los gobiernos nacional, municipal y departamental, y, regularmente, el suministro de alimentos lo hacían los propios padres de familia, las asociaciones en las veredas y los barrios, las cooperativas, hasta que llegó la corrupción, y arrastró con los contratos y con la calidad del servicio.

Como dice el propio ministerio de Educación, “se ha comprobado que la alimentación escolar es una de los aspectos que contribuye, no solo a la permanencia de los niños en el sistema educativo, sino también a mejorar sus desempeños escolares, ya que mejora la capacidad de atención de los estudiantes y por ende sus procesos de aprendizaje”. Claro, eso lo sabemos, somos conscientes de ello, pero parece que los gobiernos de Armenia y del Quindío lo desconocieran. Muy bien los programas de escuelas artísticas y de artes en diversos establecimientos, pero sin almuerzo y sin complemento alimentario es imposible que funcionen.

Para el Plan de Alimentación Escolar los gobiernos territoriales no tienen ni siquiera que poner dinero, únicamente están obligados a ejecutarlo, pues el PAE está financiado por el propio Sistema Nacional de Participación. Es decir, les mandan la plata del gobierno nacional. Alcalde y gobernador tienen que ejecutarlo, pero parece que en el Quindío no hay capacidad para esta acción. ¿Quién no recuerda al alcalde y al gobernador actuales pregonando en sus campañas estos temas de alimentación escolar incluyente y total y de jornada única escolar? Y, a pesar de que les mandan el dinero de Bogotá, no han podido, este año, ponerlo en marcha.

Van a llegar las primeras vacaciones del año, las de Semana Santa, y en este territorio los niños no tienen alimentación escolar. Es una vergüenza, porque el problema no es por falta de dinero, sino por pura incapacidad de ponerlo en marcha.

Al final, se pasará el semestre sin este complemento alimenticio para los niños y solo podrán hacerlo en el segundo semestre del año, como pasó en gran medida el año anterior. Y, entonces, los gobiernos tienen que devolver a Bogotá la plata de la alimentación de nuestros niños. ¡Qué incapacidad y qué vergüenza!