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Editorial  |  22 agosto de 2023  |  12:00 AM |  Escrito por: Administrador web

Tormenta cafetera

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Hay una discusión en el país cafetero alrededor de la reestructuración de la Federación Nacional de Cafeteros, frente a la crisis que está pasando el sector por la disminución en los precios internos del grano y la elección reciente del nuevo gerente de la entidad Germán Alberto Bahamón. Lo que empezó como una discusión entre los caficultores pequeños de los departamentos y los grandes cafeteros del país como una consecuencia a la caída de los precios, se está convirtiendo en una tormenta al interior del gremio.

Ahora, el presidente de la República Gustavo Petro ha planteado que, si la Federación Nacional de Cafeteros no se reestructura, no se actualizará el contrato que el gobierno otorga a la Federación para el manejo del Fondo Nacional del Café, el instrumento legal por medio del cual se recaudan los dineros de la contribución cafetera, 6 centavos de dólar por libra exportada, y que nutre las finanzas del gremio.

El enfrentamiento, en realidad, es entre el presidente Petro y la cúpula de la Federación, ahora liderada por Bahamón. Y empezó mucho antes de que Petro fuera presidente, y Bahamón, gerente. Bahamón era un reconocido empresario que tenía, o tiene, cercanías con el partido Cambio Radical y en su momento fue uno de los grandes críticos de Petro, y lo llamó en muchas oportunidades, canalla.

En tanto, Petro advirtió a los cafeteros que aplazaran la elección de gerente, precisamente porque no le gustaba Bahamón y había en la terna persona con igual o mejor preparación que el huilense. Y los cafeteros se negaron a la petición del presidente y ahora están sufriendo las consecuencias. Porque una cosa es que al gerente de la Federación y al Comité Nacional de Cafeteros se le opongan unos políticos de región o unos cafeteros inconformes, otra muy distinta es que tengan como enemigo y opositor al propio presidente de la República. Y puede ser que a la cúpula no le importe, porque muchos de ellos ni cultivo de café tienen, en cambio sí le importa a los caficultores de base que, en últimas, son los que más sufren por estos enfrentamientos.

Jugaron mal sus cartas los miembros de la cúpula cafetera nacional, no miraron al lado, en el potrero de los ganaderos, donde el máximo vocero de este, ultraderechista como ninguno, enemigo de la izquierda y súper contradictor de Petro en las elecciones, el señor Felix Lafaurie, quien ahora es uno de los aliados más importantes del gobierno. Otro ‘gallo cantaría’ en el cafetal si se hubiera acogida a tiempo la propuesta del presidente Petro.

El problema, sin duda, son los precios bajos. Si el precio interno conservara la cotización de diciembre de 2022, es decir, cerca de $2 millones 500.000 por carga de 125 kilos, los enfrentamientos fueran menores, porque al final… la plata lo arregla todo, o casi todo. Pero, las crisis no son malas del todo y de esta, que se calienta cada vez más por cuenta de las protestas en la calle y el empobrecimiento del pequeño caficultor, tendrá que salir algo positivo, porque el presidente Petro está al lado de los más débiles caficultores.

Quitarle a la Federación Nacional de Cafeteros el manejo del Fondo Nacional del Café, que ha tenido desde 1942, y que manejaba con otra figura desde 1928, no significa que se caiga la compra total de las cosechas cafeteras como se ha hecho siempre, sino que cambia de administrador. El gobierno bien podría orientar el dinero de la contribución cafetera en otra institución.

El Fondo Nacional del Café es solo una cuenta corriente con mucha plata, que bien podría ser administrada por una de las direcciones del Ministerio de Agricultura, con una destinación específica: compra del café a los productores colombianos, a precios competitivos. No es tan fácil porque toda la infraestructura de la compra, a través de las cooperativas, del almacenamiento, a través de los Almacenes Generales del Café, y de la comercialización, a través de la propia entidad gremial, la tiene la Federación Nacional de Cafeteros. Pero, en el caso de las cooperativas, su independencia es suficiente para que sigan haciendo su función con el dinero proveniente del fondo manejado por el ministerio de Agricultura.

Hay que centrarse en lo importante: ¿cómo superar la crisis de precios que agobia ahora al sector? Eso es lo primero que debe plantearse no solo el caficultor, sino el propio gobierno nacional. Activar mecanismos que estabilicen el precio, ahí está el meollo actual del problema, y ahí es que se debe concentrar el gremio y el gobierno.

Y esos mecanismos pasan por la política económica internacional a través de los principales organismos multilaterales, como la Organización Latinoamericana de países productores de café. Somos dueños de las tierras, de la tecnología y, por supuesto, del grano mismo, pero, increíble el precio nos lo ponen los compradores. Hay que actuar políticamente en la Comunidad Económica Europea, en Estados Unidos, en las Naciones Unidas, para que nuestro café cobre mucho más valor. Ese mucho más valor, sin duda, está en la innovación y la transformación de nuestro café, para convertirnos en exportadores de café tostado y molido y en otras presentaciones y no solo en café verde, exportadores de materia prima, como lo hemos sido siempre como país tercermundista.

El libre mercado es el responsable de los precios de los productos, esa es una verdad económica del neoliberalismo, pero la política internacional puede moderar ese salvajismo que arrasa con los campesinos y productores, y privilegia al gran capital multinacional. Y ahí, hay que concentrarse, por dura que sea la pelea entre Bahamón y la Federación con el presidente Petro. Y todo esto, sin duda, implica la reestructuración de la Federación de Cafeteros.

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