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Editorial  |  07 agosto de 2018  |  11:18 PM

Dos presidentes, dos discursos

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Absoluta y totalmente contrarios los discursos del presidente del Congreso, y del presidente de la República de Colombia, tras la posesión ayer de este último en la plaza Bolívar de Bogotá. El discurso de Ernesto Macías, presidente del Congreso tuvo un tono revanchista, de odio y sectarismo, lleno de falacias y mentiras para justificarlo. El discurso del presidente Iván Duque Márquez tuvo el sello de la conciliación, de la paz, de la unidad del país y del diálogo para el entendimiento de la nación. Lo raro es que ambos pertenecen al mismo partido, el Centro Democrático.

¿Cuál es el mensaje que le transmite al país el Centro Democrático con estas dos posiciones tan ambivalentes? Lo cierto es que la opinión pública colombiana ha considerado el discurso de Macías como desacertado e incoherente con la representación que le dieron las mayorías del Congreso de la República.

A Macías se le olvidó que representa a todo el Congreso, no solo al partido político Centro Democrático. Se le olvidó que la posesión presidencial es un acto de nación, de país, y no de la politiquería tradicional de las campañas electorales. Es una verdadera lástima que al Congreso de Colombia lo presida un hombre de las pobres calidades intelectuales y políticas como Ernesto Macías. Estamos seguros que su discurso no representa ni la mayoría del Congreso, ni siquiera la mayoría de su partido Centro Democrático.

Por el contrario, el presidente Iván Duque dio ejemplo, en su retórica, de lo que debe ser un jefe de Estado, un hombre que busca la paz y la concordia de sus gobernados por encima de los partidos y de las preferencias políticas. Su discurso sobre la legalidad como una política pública de su gobierno fue bien acogido por todos los sectores de la sociedad, que vieron en Duque al gobernante ponderado, sereno, equitativo que todos queremos para el país.

Preguntamos cuál es el mensaje del Centro Democrático con estos dos discursos y nos inclinamos a responder que hay un solo mensaje, el del presidente de la República, el mensaje conciliador, el de la búsqueda de la legalidad, el de combatir la ilegalidad, los grupos armados al margen de la ley, de seguir adelante con la implementación de los acuerdos de paz, de corregir los desafueros fiscales, de disminuir la burocracia, de darle equilibrio a los impuestos, pero jamás el de ser revanchistas y aupar los odios.

Los colombianos, inclusive muchos opositores del gobierno que comienza, quedamos satisfechos con el discurso del presidente Duque, que tocó todos los aspectos: económico, social, ambiental, fiscal, tributario, de seguridad, etc., delineando lo que será su mandato, y dando puntadas sobre lo que se puede hacer en cuatro años, pero muy especialmente con su rechazo al odio y las peleas entre derecha e izquierda.

Igualmente, los colombianos, inclusive los amigos más cercanos del presidente Duque y muchos militantes del Centro Democrático, quedamos perplejos y desconcertados con la diatriba insultante y llena de odios del presidente del Congreso Ernesto Macías, que trató de abrir más heridas y desunir al máximo al país.

Empezamos ayer la era Duque, y, como es normal, un nuevo gobierno llena de optimismo al país. Esperemos que su discurso no se quede en la retórica y rápidamente el presidente pase a la acción, que es el deber del ejecutivo.

 

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