Los ruegos de la comunidad no sirvieron para nada. Al gobierno del exalcalde Carlos A Duque Naranjo, los miembros de la comunidad de la vereda Barcelona Baja le dijeron de mil maneras dónde se necesitaban las dos placas huellas destinadas para esa zona rural, pero los funcionarios hicieron caso omiso a este clamor.

La construcción de una de las dos placas huellas está parada, porque el gobierno quería destruir las placas que hizo la comunidad en convites y con sentido solidario, como condición para hacerlas nuevas. La gente se opuso y le dieron otro lugar donde se necesitaba, pero no ha sido escuchada la voz del pueblo rural de esta vereda.

Sin embargo, la segunda placa, que se iba a realizar en un sitio del ramal Picolé, resultó construyéndose en ‘la cola’ de la vía, a donde hay acceso a solo tres fincas, de cerca de 80 de la zona, donde solo un propietario tiene vehículo. “Ni siquiera el ´turno’, el williz de transporte público, pasa por ese sitio”, denunciaron los vecinos. “Y lo más coincidencial, las placas huellas se hicieron al frente de la finca de la familia del exalcalde Carlos A Duque, finca que, según los vecinos, fue vendida después.

En vídeo, El Quindiano en la Calle con esta denuncia.