Para empezar a operar y reiniciar actividades de construcción de edificaciones, cada proyecto debe adaptar su protocolo con base en lo establecido por las autoridades nacionales y expedir un manual de implementación, el cual debe ser enviado al Ministerio de Vivienda, Ciudad y Territorio, al correo [email protected].

Sobre dicho manual se realizarán labores de vigilancia y control por parte de las alcaldías y el Gobierno Nacional.

Las medidas abarcan a la totalidad de la cadena productiva del sector, tanto las obras en ejecución, como su cadena de suministros y materiales y los servicios e industrias conexas.

Todas las empresas que reinicien labores deben cumplir con estrictos lineamientos de prevención y mitigación para garantizar la salud de sus trabajadores.

Los empresarios determinan la cantidad de trabajadores que necesitan para la ejecución de la obra siempre y cuando se garantice el distanciamiento social exigido entre ellos y el uso de dotación de protección especial.

Cada proyecto debe garantizar el suministro diario de tapabocas, gel antibacterial, alcohol y demás elementos de protección, así como realizar jornadas de desinfección periódicas en cada una de las áreas del proyecto.

Para quienes incumplan el protocolo, las entidades territoriales, a través de sus secretarías de Planeación o Hábitat tienen la responsabilidad de la vigilancia del mismo y las sanciones son las que contempla la Ley, incluyendo hasta el sellamiento de la construcción.

Adicionalmente, se podrán llevar querellas ante los inspectores laborales del ministerio de Trabajo, quienes podrán aplicar las sanciones pertinentes.

La ejecución de las obras abiertas dependerá del cumplimiento estricto de todas las medidas, en el caso que algún proyecto incumpla y ponga en riesgo la salud de los trabajadores, tendrá que suspender actividades inmediatamente.

Si se genera crecimiento de infecciones se suspenderá la reactivación del proyecto, por cuanto el principal objetivo del gobierno es proteger la salud de los trabajadores mientras se comienza, poco a poco, a reiniciar la vida productiva.

Es importante señalar que la apertura del sector constructor se realizará de forma gradual, a medida que cada proyecto cuente con su manual de implementación del protocolo, tal gradualidad permitirá ir monitoreando, permanentemente, el proceso de reapertura.

Los trabajadores pueden ser de diferentes sectores, localidades o barrios y para su tránsito cada trabajador deberá estar debidamente acreditado por parte de la empresa.

Para el transporte de estos colaboradores se debe priorizar el uso de medios alternativos como la bicicleta, se recomienda realizar reubicaciones de trabajadores para que estos puedan trabajar en proyectos cercanos a sus viviendas, cuando esto sea posible.

Se tendrán que implementar horarios flexibles y turnos de trabajo que permitan reducir la utilización del transporte público en horas pico, el cual, por disposición del gobierno no podrá exceder el 35% de su capacidad.

Para garantizar la salud de los trabajadores se deberá suministrar diariamente tapabocas, gel antibacterial y demás elementos de protección, además de diseñar horarios flexibles y turnos de almuerzo que garanticen el distanciamiento social.

Cada proyecto contará con un inspector por cada 100 trabajadores y la ropa de trabajo que use el colaborador deberá permanecer en la obra y tendrá que ser distinta a la de uso diario.

Cada trabajador debe tener sus propios elementos de protección y dotación, evitando su intercambio, así como el préstamo de herramientas.

Las empresas deben proporcionar los elementos de bioseguridad, los trabajadores en ningún momento, están en la obligación de sacar plata de su bolsillo para comprar esos elementos.

El reinicio de actividades en el sector de la construcción, no incluye remodelación de viviendas, ni actividades de plomería o pintura de casas.