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Educación  |  29 junio de 2020  |  12:00 AM |  Escrito por: Robinson Castañeda

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Un texto de Guillermo Salazar Jiménez.

Se decidió, utilizó el video y habló con un amigo jubilado con quién deseaba experimentar el uso del whatsApp, para mejorar el trabajo con los estudiantes. Ante el reto de seguir con las clases a distancia, por la cuarentena, preparó guías y cuestionarios.

Estos materiales de enseñanza no me convencen, dijo, en dos meses de uso los estudiantes trabajan solos, no hay colaboración y la participación escasea. Algunos no comprenden las instrucciones y nulo trabajo colectivo, aspectos indispensables para logros de aprendizajes antes trabajados desde el aula.

Su amigo jubilado le respondió es cierto, desde las aulas el proceso de enseñar y aprender es muy distinto. De todas formas tienen que mejorar como facilitadores; necesitan ser capaces de estimular en los estudiantes el autoestudio, la autoevaluación y auto investigación. Leí que muchos estudiantes no participan por falta de equipos o de metodología.

Situación grave, intervino el maestro, la ausencia a clases es alta. Leyó varios datos del MEN, período 2011 al 2015, y dijo que ojalá las directivas de la universidad hayan tomado nota porque la situación del 2020 en adelante puede ser peor. De las tres universidades del eje cafetero, solo la nuestra registró un descenso en el número de inscritos: De 10.090 en 2011 pasó a 7.823 en 2015.

El jubilado lo interrumpió para decirle que leyó la noticia donde la Universidad del Quindío ocupó, en Colombia, el segundo lugar en índice de gestión y desempeño institucional. Concluyó: Esto quiere decir que las funciones universitarias se cumplen con éxito y en beneficio de la región.

Claro que sí, le respondió. Como profesor me alegró este reconocimiento, pero la estabilidad de los estudiantes matriculados es otro indicador de gestión universitaria. La demanda real, es decir el número de admitidos, en el período señalado disminuyó de 6.441 en 2011 a 4.868 en 2015. Mientras que en la Universidad de Caldas subió de 7.858 a 10.135 y en la Tecnológica de Pereira creció de 10.408 a 12.463. Difícil para nosotros, esta situación puede empeorar con la pandemia porque muchos uniquindianos no regresarán a clases. Los padres sin trabajo o ellos sin computadores complican la realidad.

Realidad mundial, estimado colega. El profesor jubilado explicó: Según UNESCO, “826 millones de estudiantes que no pueden asistir a la escuela debido a la pandemia de COVID-19, no tienen acceso a una computadora en el hogar y el 43% (706 millones) no tienen internet…unos 56 millones de alumnos viven en lugares donde no llega la cobertura de las redes móviles…” Definitivamente los maestros serán los héroes poscoronavirus. Enfatizar en cómo más allá del qué aprender –aprender en cómo se aprende -, en condiciones adversas, los convertirá en héroes.

Motivadora conclusión, dijo, recordé a Paulo Freire. En Cartas a quien pretende enseñar afirma que “El educador aprende primero a enseñar, pero también aprende a enseñar al enseñar algo que es re-aprendido por estar siendo enseñado, sin lo cual no aprende, el educador se ayuda a descubrir dudas, aciertos y errores”.

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