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Cultura  |  19 julio de 2020  |  12:00 AM |  Escrito por: Robinson Castañeda

¿Recuerdos?

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Un texto de Ofelia Arévalo Ariza.

Un ruido en la calle la despertó sobresaltada, quedó expectante; no acababa de asimilar la clase de sonido que había escuchado porque era tan ilógico que por un momento se preguntó si estaba prisionera en una pesadilla. Se acercó al balcón, corrió la cortina de la ventana, sólo vio la niebla que todo lo difuminaba y que hasta parecía apagar los sonidos, abrió la puerta del balcón y quedó asombrada, pues el sonido dejó de ser ilógico.

Sí, allí en la calle desierta había un caballo solo, sin jinete, que marchaba despacio como de paseo; parecía flotar en la niebla pero sus cascos espantaban el silencio que llenaba el espacio, apenas iluminado, de la calle. No tenía prisa, a veces se detenía y alzaba su cabeza oteando el aire como si estuviera atento a una orden, pero no, no había nadie; avanzaba calle arriba, y ya no podía verlo, sólo oír el repicar de sus cascos.

Seguía preguntándose de dónde había salido ese hermoso animal… miró el reloj eran las 3:45 de la madrugada… Ya iba a cerrar el balcón cuando escuchó que el sonido cambiaba y en rápido galope se acercaba; dio vuelta hacia el balcón y volvió a verlo, justo cuando bruscamente cesó el galope frente a la casa, el caballo se puso de frente al balcón y levantó sus manos hacia ella, como si quisiera tocarla.

Quedó inmóvil. No supo cuánto tiempo pasó sin poder moverse, estaba helada y temblaba. muy despacio cerró el balcón, afuera ya no había niebla y el silencio era ominoso.

Jamás pudo recordar lo que pasó después de ver al caballo pararse en sus patas como si fuera a saltar hacia su balcón. A veces, creía ver en su recuerdo que había una sombra de jinete pero no estaba segura, el recuerdo se le escapaba. Y de qué color era el caballo? ¿Negro?, ¿blanco?, ¿bayo?, y por qué nadie más se levantó ante el sonido de cascos si por allí no había caballos, ni siquiera ocasionalmente pasaban. ¿Ella fue la única que lo escuchó porque eso nunca pasó y fue sólo una pesadilla?. Jamás le preguntó nada a nadie, ni tampoco contó nada; Era el secreto que a veces casi la dejaba sin respiración.

50 años después con la calle igual de desierta y silenciosa por el toque de queda impuesto por el miedo a la pandemia, volvió el recuerdo de esa noche cuando tenía 12 años. Iba a salir al balcón, puso la mano en el picaporte de la puerta, pero primero corrió la cortina de la ventana, vio la niebla y esta madrugada, como tantas otras, se quedó inmóvil esperando con ansiedad, pero con mucho miedo, oír de nuevo aquellos cascos no se atrevió a abrir la puerta.

Volvió a la cama y pensó que mañana estaría lejos, porque por fin se iba a alejar de esta casa y quién sabe si también de ese angustioso momento.

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