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Cultura  |  02 agosto de 2020  |  12:00 AM |  Escrito por: Rubiela Tapazco Arenas

Momento para discutir

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Escrito por Guillermo Salazar Jiménez

Duelen los muertos que no encontraron otras alternativas sanitarias y los contagiados que no solo luchan contra la COVID-19, también contra la precariedad de hospitales y clínicas. Pensó que esta lucha de los colombianos contra un indigente sistema de salud es reflejo de una apremiante desigualdad social.

Consideró que a la lucha contra la pobreza y la desigualdad, evidenciada con la pobre realidad de la salud, le falta contemplar tareas más allá de medidas limitadas de protección social o entrega a cuentagotas de beneficios económicos a pobres y desempleados.

Tienen que ser acciones prácticas frente a un problema general de carácter social, económico y educativo, no restringidas a las agotadas políticas gubernamentales. Creyó que la mayoría de los colombianos no tienen satisfechas sus necesidades básicas por la imposibilidad de acceder a los recursos, a la educación y al disfrute de una vida decente. Socialmente están afectados por la desigualdad en el reparto de la riqueza, de los servicios sociales y del poder. Además, desde el gobierno no se aprecia una voluntad política de cambiar tal realidad.

La situación grave tiene que analizarse durante la cuarentena, reflexionó, porque después será más indispensable, se avizora mayor desigualdad y más pobres. Ojalá este aislamiento nos permita discutir para cambiar nuestra forma de pensar y actuar. Recordó al maestro Estanislao Zuleta quien afirma que “Ya no hay un frente ni una línea de demarcación, el enemigo se encuentra en el corazón de la cultura que lucha contra este. Esto es, si se quiere decir así, la cuarta guerra mundial: no es entre pueblos, estados, sistemas e ideologías (…) sino que se entra en guerra con si-mismo…En el régimen neoliberal de la auto-explotación uno dirige la agresión hacía si-mismo. Esta auto-agresividad no convierte al explotado en revolucionario, sino en depresivo”.

Creyó que los maestros tienen un papel crucial por jugar en lo que resta de la cuarentena. En compañía de estudiantes y padres podrían liderar la discusión sobre la realidad social que desnudó la COVID-19 y asumir, con ellos, una posición crítica que entregue soluciones comunitarias. Concluyó que con razón el maestro Freire afirmó que “la conciencia crítica también significa conciencia histórica”.

Muchos maestros apoyan la llamada pedagogía de la igualdad. Pensó que podría discutirse en las clases virtuales porque la pedagogía de la igualdad “promueve procesos educativos incluyentes, abiertos a la diversidad y a la pluralidad cultural y social”. En síntesis es respuesta a distintas formas de discriminación y réplica por una sociedad más justa e igualitaria.

Recordó que entre aquellos maestros figura el pedagogo español Ferrer Guardia, quien afirma, a propósito de la igualdad educativa, que “La verdad es de todos y socialmente se debe a todo el mundo. Ponerle precio, reservarla como monopolio de los poderosos, dejar en sistemática ignorancia a los humildes y, lo que es peor, darles una verdad dogmática y oficial en contradicción con la ciencia para que acepten sin protestar su ínfimo y deplorable estado, bajo un régimen político democrático, es una indignidad intolerable”.

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