Esa bola de cristal a la que suelo recurrir en tantas ocasiones, esta vez no me está dejando ver el futuro tan incierto para el quehacer del turismo en nuestro amado Quindío. Desde el pasado jueves en horas de la noche fuimos sorprendidos todos los que habitamos este pedazo de Colombia con algo que a toda luz parecía más catastrófico que los tantos sismos con que suele sorprendernos nuestra madre naturaleza; hablo del decreto 256 del 06 de agosto de 2020, por medio del cual se amplía el toque de queda para los fines de semana de agosto, dizque con el fin de promover el distanciamiento social y así ayudar a contener la propagación del COVID19. Esta medida no fue muy bien recibida por quienes aquí vivimos, especialmente el sector del turismo, y ahí comenzó la protesta no presencial, pero si virtual. Los ciudadanos se manifestaron a través de todas las redes, incluidos los grupos de whatsapp del sector, que actúan como los cartelones de vereda y que tanto bien/daño han causado dependiendo de cómo sean utilizados.

Ayer, hermoso día de verano, con brillo de sol hasta las 6.45 pm (como hubieran gozado los turistas en situación normal), se llevó a cabo una manifestación vehicular citada para las 5 pm, con recorrido por una vías importantes de Armenia. Yo, tranquilo en casa, sentí un compromiso inmenso de acompañar a mis colegas de lucha y sin pensarlo dos veces allí estuve a la hora señalada; por cosas del destino, resulté ser de los participantes que encabezaban la caravana. No quiero entrar en más detalles de la marcha, esto es función de los periodistas que bien cubrieron el evento.

Siento un dolor en el alma al ver cómo nuestras autoridades están manejando esta situación en este departamento ubicado en el antepenúltimo puesto de incidencia del COVID19. Estoy de acuerdo en que hay que adoptar medidas para mitigar los impactos y la incidencia que puedan tener estos sobre la salud de la población, máxime cuando a una gran mayoría las cosas les entran por un oído e inmediatamente les sale por el otro.

Ayer viernes 7 de agosto en horas de la noche, la alcaldía dictó otro decreto en donde se hacían algunas correcciones al decreto 256 del día anterior, siempre, prevaleciendo el toque de queda para ambos puentes; el motivo de discordia y con sobrada razón. Registro con placer la protesta e indignación de todos los gremios del Quindío sobre estas medidas de corte dictatorial y sin fundamentos. Ahora bien, como esto del COVID 19 es pandémico, me he dado a la tarea de investigar otros destinos, las medidas que están tomando, las cuales desde el punto de vista operativo son las mismas: Lavado de manos, distanciamiento, tapabocas/nariz. Para los establecimientos los protocolos de bioseguridad han sido bien implementados; allá ellos los que no se acojan a las normas, sencillamente no van a recibir clientes.

No se entiende porqué cargarle la mano a los puentes como estos del 7 y del 15 de agosto, y decretar toques de queda. Por favor, son esos los días que históricamente nos han salvado las ocupaciones y frecuentaciones en este nuestro destino, todavía en plena etapa de maduración turística. De verdad, lo siento por mis compañeros empresarios, quiénes como yo, no damos crédito a lo que nos está sucediendo. Quiero recomendar a las autoridades locales que investiguen tanto ustedes mismos y sus equipos de “sabios” asesores. Es hora de hacer las cosas bien, como lo piden las normas y procurar a toda costa que los individuos se hagan cargo de su salud, eso sí, cada uno haciendo lo suyo, denunciando, la policía vigilando y reprendiendo a los que se saltan las normas y leyes.

Me permito felicitar a todos los gremios por esa labor tan encomiable que están llevando a cabo en el manejo de la pandemia; que sirva de ejemplo para que los que no están en COTELCO, ACODRES, ANATO, ASOGUIAS y otros lo hagan. Ser agremiado paga.

“¿Y qué ganamos con tener vida si no hay un pedazo de pan en la mesa?”

Iván Restrepo R., días de pandemia

Hasta la próxima,

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