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Cultura  |  23 agosto de 2020  |  12:00 AM |  Escrito por: Robinson Castañeda

Imaginación

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Un texto de Guillermo Salazar Jiménez

Durante la cuarentena dedicó tiempo a discernir acerca de su tarea como docente universitario y por tanto sobre las características pedagógicas producto de la obligación de las clases virtuales. “Las funciones de docencia, investigación y proyección social son indispensables mantenerlas en la enseñanza virtual para que la universidad no desparezca”.

Le preocupó el peligro que sufre la universidad para mantener su capital investigativo y de proyección social. Por la cuarentena la discusión se centró sobre la docencia y no tanto sobre el problema de realizar la investigación o la proyección social a distancia. Dedujo que su nueva tarea universitaria implicaba impulsar en sus estudiantes la imaginación como paso inmediato para enfrentar la virtualidad y cambiar el rumbo educativo. Recordó la definición propia de sus reflexiones: “la imaginación es representar en la mente la imagen de algo o de alguien, suponer algo a partir de ciertos indicios, inventar algo, concebir algo con la fantasía”.

Pensó sobre el papel definitivo que juega la imaginación en el desarrollo de la investigación, a su vez esencia del significado de universidad. La construcción de nuevos conocimientos para resolver problemas de la humanidad es fin claro de la investigación. Por ello, la relación entre ciencia y docencia es clave para fundamentar los procesos de formación a nivel profesional y de posgrado. ¿Cómo fomentar la imaginación en los estudiantes a distancia si resultó difícil hacerla realidad en las clases presenciales?

Para educar la imaginación en los estudiantes es necesario primero medir la mía, recapacitó. Si los factores externos afectan la calidad universitaria, también el cómo concibo y practico la educación en general y la educación virtual en particular. Esta es diferente, por eso hay que olvidar lo viejo y buscar opciones nuevas, imaginar la ruptura con lo establecido para ver más allá y construir, con la virtualidad, experiencias pedagógicas novedosas. Perder lo viejo puede llevarnos a un hallazgo: abrir la puerta de la imaginación para que deje entrar el pensamiento crítico, el hallazgo de soluciones creativas a problemas recurrentes y a la libertad por el riesgo y la creatividad. Lo motivó la expresión de Louis Pasteur: “si no conozco una cosa, la investigaré”.

Juzgó que valía la pena potenciar en sus estudiantes otras formas de preguntar, hipotetizar e imaginar respuestas a los problemas actuales. Tenemos que ser solidarios afectiva e intelectualmente. Imaginar la realidad para comprenderla no para evadirla; en romper las cadenas de la cordura academicista y las limitaciones de lo establecido; crear diálogos que muestren confianza en los conocimientos mutuos y entre nosotros mismos. Creyó importante apoyarse en la curiosidad y potencial observador de sus estudiantes para que aprendan a valorar mejor los problemas que los rodean y medir las incógnitas desconocidas de las disciplinas.

Leyó a Sorayda Peguero que citó a la escritora estadounidense Rebeca Solnit: “Deja la puerta abierta a lo desconocido, la puerta tras la que se encuentra la oscuridad. Es de ahí de donde vienen las cosas más importantes, de donde viniste tú mismo y también a donde irás”.

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