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Editorial  |  07 octubre de 2020  |  12:00 AM

Se acerca el ‘pico’, ¿Estamos preparados?

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Voces vienen y van. Unos hablan de reactivación económica y de la nueva normalidad, incluyendo en sus discursos la responsabilidad del autocuidado y los exigentes protocolos de bioseguridad, mientras hacen cuentas de lo que se viene en la temporada alta de final de año, porque esa es una cita que no se debe aplazar o el departamento sucumbe en la crisis. Dicen: “si no abrimos nos vamos a morir es de hambre”.

Otros, por su parte, reportan con sus tapabocas abajo, lo que observan con asombro y cómo los contagios se multiplican día a día, sin dar tregua. Recalcan que el día en que el presidente Iván Duque anunció el fin del confinamiento y el inicio del aislamiento selectivo, es decir el 24 de agosto pasado, el Quindío contabilizaba 976 casos positivos y ahora, 6 de octubre, estos se han multiplicado hasta rozar ya la cifra de los 5.000 contagios. Ayer el reporte indicaba que eran 4.871 y 130 decesos.

Los datos varían según la entidad, no obstante la realidad es que el virus se esparce de manera acelerada por el departamento, y aunque ya en el ámbito nacional y mundial se ha relegado la información del Covid-19 a segundas o terceras planas, no se puede desconocer que se reportan rebrotes en países donde una primera ola parecía haber sido superada. ¿Los seres humanos no hemos acatado las recomendaciones o no nos hemos tomado en serio la pandemia?

Nueva Zelanda, Canadá, Israel y la misma China, en algunas zonas retornaron a cuarentenas totales o focalizadas. Ahora se lanzan presagios desde Italia y España, en donde se vivió en marzo pasado una de las mayores crisis por el virus. Un dato para tener en cuenta: El pico de contagio de España en marzo fue el día 26 con 9.159 casos, pero esa cifra ya fue superada, pues el 18 de septiembre, las entidades de salud de la Madre Patria reportaron 14.389 positivos. ¿Qué está pasando? ¿Los españoles se relajaron y el virus está volviendo con mayor fuerza? ¿Hay que aprender de esta experiencia y asumir en Colombia y el Quindío la reactivación con mayor seriedad y responsabilidad?

En un informe de El Tiempo titulado ‘Las razones por las que la ‘nueva normalidad’ falló en España’, del 5 de octubre de 2020, se enumeran las causas posibles por las que el país ibérico se ve amenazado con un segundo brote y que parece salirse de control.

Para el epidemiólogo español Miguel Hernán, “la nueva normalidad era otra cosa”, dijo al diario El País. “Esto que hemos experimentado ha sido simplemente una desescalada apresurada sin hacer los deberes”, agregó.

De acuerdo con él no se cumplieron cuatro condiciones básicas: “El liderazgo de las comunidades autónomas (departamentos) para mejorar la asistencia, el diagnóstico, el rastreo y los aislamientos; la definición por parte del gobierno central de indicadores claros para facilitar la coordinación; medidas concretas de la desescalada diseñadas por expertos multidisciplinares y que esta se realizara de manera más gradual, y decisiones sobre aperturas y cierres basadas en constantes evaluaciones”. ¿Hay algo que se percibe familiar o similar entre el caso de España y lo que sucede en Colombia y el Quindío?

Para empezar, con nuestra realidad nacional una cosa es lo que dice el presidente Iván Duque en su programa diario y otra la que presenciamos los ciudadanos en las calles. Andenes, parques, sitios públicos, sistemas de transporte y otros, atiborrados de personas, muchas de ellas sin guardar el distanciamiento social y menos con el uso adecuado del tapabocas. Si ello no se cumple, qué esperar del lavado de manos.

En Colombia, el pico de contagio se registró el 19 de agosto con 13.056 positivos, es decir cinco días antes del anuncio del presidente Duque de iniciar la fase de aislamiento selectivo. El pico de muertes en el país fue el 22 de agosto, 400 fallecidos se reportaron, y ese día también fue el del tope de las pruebas con 40.735 entre antígeno y PCR.

Desde esa fecha, y a pesar de las reiterativas declaraciones del jefe de Estado, ministros y demás funcionarios, de partes positivos y de estar haciendo la tarea, las pruebas no aumentan, como tampoco se han habilitado más laboratorios para hacer los test, lo que es fundamental para combatir el Covid y efectuar los respectivos cercos epidemiológicos, más en esta fase de aislamiento selectivo. ¿Cómo se avanza en esta labor si no sabemos dónde están los contagiados?

Y al analizar la parroquia, el panorama no es el más alentador. Aún no se ha puesto en funcionamiento el tan publicitado Laboratorio Regional, por lo que no sabemos cuántas pruebas diarias se realizan realmente. ¿10, 15, 50, 70, 100, 400… 1.000? Esto es prioritario y urgente para una región que se acerca a la mayor manifestación del coronavirus para finales de octubre y comienzos de noviembre.

Hace unas semanas se filtró que ya la ocupación de UCI en el Quindío estaba en el 85%, y dos días después el alcalde de Armenia, José Manuel Ríos Morales, confirmó su positivo, así como el de más de 30 de sus colaboradores. Sin dar tiempo a mensajes de solidaridad y de pronta recuperación para el mandatario armenio, quien ha anticipado que si es necesario tomará medidas estrictas, salieron los representantes de los gremios a decir que Armenia y el Quindío “no aguantan una cuarentena más”, al expresar su preocupación por las altas cifras de desempleo de la región. ¿Están presionando al alcalde o a quienes tienen la potestad para emitir medidas?

Sí es así, mezquino accionar de quien lleva más de 20 años al mando del más grande colectivo de empresarios y comerciantes del departamento, y que en su historia poco ha hecho por bajar el desempleo y mejorar las condiciones de sus afiliados y los ciudadanos.

El desempleo del Quindío no es solo de ahora por la pandemia, ha sido un fenómeno de las últimas décadas y que se tenga memoria, el señor presidente ejecutivo de la Cámara de Comercio, Rodrigo Estrada Reveiz, no ha hecho nada o lo suficiente para reducirlo, porque Armenia es asidua invitada de los primeros puestos del ranking. ¿Realmente sí le preocupa el desempleo que padecen miles de integrantes de la clase trabajadora al señor Estrada y a los demás representantes de los gremios que al unísono gritaron ‘no aguantamos una cuarentena mas’, cuando no han hecho nada para mitigarlo en años anteriores?

No es momento, señores, de discursos particulares, mezquinos y soberbios. Ya hemos reclamado en estas líneas editoriales que la actual situación de pandemia nos obliga a dar muestras sinceras de humanidad, solidaridad y conciencia.

No son los gremios los que ordenan sí se dictan o no las medidas para contener la propagación. Son las autoridades, en este caso, los alcaldes municipales, en labor conjunta y asesorados por la academia, las organizaciones médicas, las autoridades de salud, los especialistas, médicos y demás personal de la salud, porque son ellos los que conocen y han visto en sus salas UCI la agresividad y fatalidad del virus.

Es claro que la economía es fundamental, pero no puede anteponerse a la salud y vida de los ciudadanos. No es mandar a la población a exponerse al contagio, y a dar partes de tranquilidad diciendo que si hay colapso el ministro de Salud, nos apoya con más UCI. Afirmar eso evidencia que el plan es el contagio y no la contención.

Que quede claro, no se exige desde este editorial el confinamiento, sino las medidas urgentes para salvaguardar la salud y vida de los miles de armenios y quindianos.

No se puede tampoco generalizar, porque sabemos del compromiso de sectores económicos, sociales, comunales y de salud, que han hecho esfuerzos para mitigar los efectos de la emergencia.

La lucha contra el coronavirus en esta etapa de desescalada debe ceñirse a la responsabilidad de todos, no es solo de los gobernantes o del comercio.

La ciudadanía debe velar por el autocuidado, y los establecimientos públicos, privados y comerciales tienen que ser estrictos en la exigencia de las medidas, distanciamiento social, uso de tapabocas y lavado de manos. Erradicar las acciones de relajación y garantizar en sus espacios sitios bioseguros, para conjurar una situación más crítica. No podemos hablar de rebrote porque aquí aún no ha llegado el pico, pero sí de mitigar lo máximo el impacto del Covid en la región.

Hay que articular los esfuerzos de las autoridades y las entidades de salud. Ser transparentes en el manejo de las cifras y las acciones, porque requerimos de más pruebas, cercos, aislamiento y seguimiento de los casos. No basta llenar una planilla, solo para cumplir un protocolo. Tengamos en cuenta lo que vive nuevamente España.

El Quindío ya ha soportado suficientes tragedias como para sumar una más. Que la inconciencia no nos lleve al preámbulo de otra, solo por no actuar con mesura y pensando en el bien colectivo. Un contagio significa el riesgo para los padres, hermanos y demás familiares, así como vecinos, amigos y compañeros de trabajo. 130 familias quindianas han tenido que padecer la desaparición de sus seres queridos, actuemos con respeto y que este puente festivo no se convierta en otro foco de positivos. Demostremos que estamos preparados para asumir esta pandemia con responsabilidad.

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