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Región  |  13 octubre de 2020  |  12:00 AM |  Escrito por: Rubiela Tapazco Arenas

Gracias al apoyo de Tropicana una familia tiene techo propio y muchas esperanzas

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En este año de pandemia la radio ha sido fundamental para acompañar el confinamiento, para apoyar con contenidos amigables, musicales, informativos y hasta educativos a quienes tuvieron que bajar el ritmo, quedarse en casa y esperar.

Han pasado muchas cosas con motivo del Covid-19 en el mundo, todo ha cambiado incluidos los humanos, para muchos, ha sido un aprendizaje y eso es lo que se observa por parte de algunas emisoras que han mirado los problemas de la gente, de sus oyentes, de su prójimo.

En las últimas horas Tropicana 104.7 F.M Armenia, celebró el cierre de una campaña que le cambió directamente la vida a una familia en Armenia y puso a reflexionar a otras que intervinieron para que el resultado propuesto fuera superior al esperado.

Liderados por Faber Gómez, un joven profesional de la radio que ante todo, es una buena persona, lograron trabajadores, anunciantes, oyentes y amigos, juntar los recursos para donarle una casa, un techo propio, a una mujer cabeza de familia, trabajadora, necesitada y esforzada residente en el barrio Génesis.

Con su slogan “Tropicana, la emisora diferente que le ayuda a la gente” este medio, logró convertirse en la herramienta para capitalizar la oportunidad, no sólo de divertir y entretener en esta pandemia, sino para comprender que desde la radio se puede dar ejemplo de servicio y solidaridad con muchos seres humanos que sufren, que sienten dolor, que están abandonados y carecen de oportunidades.

Faber Gómez, propuso la idea que muchos le copiaron, obtuvo acompañamiento, hicieron el trabajo y llegaron a la meta mediante una tarea intensa de 17 días, tiempo en el que recolectaron los dineros para comprar una casa, amueblarla y especialmente, llenarla de buena energía y mucho amor al prójimo.

La historia comenzó cuando conocieron en Armenia a un joven con cáncer que debía viajar cada lunes a Pereira para realizarse las quimioterapias, pero carecía de los recursos para costearse el transporte, lo que motivó al equipo de la emisora a subsidiar los viajes del paciente.

Detrás de esta difícil situación no solo estaba el enfermo de cáncer, también una madre que sufría lo indecible para cubrir el tratamiento de su hijo, mientras su cabeza daba vueltas pensando en sus otros 4 hijos, 2 de ellos con discapacidad.

Para Olga la vida no ha sido fácil, tiene sobre sus hombros la atención y el sostenimiento de 5 hijos con deterioros en su salud, por lo que todos los días sale hacia las fincas de la región, donde la ocupan como recolectora de café, trabaja de sol a sol, cerca de 11 horas cada día para obtener los pocos ingresos que le permiten malvivir con su familia.

La situación de Olga motivó a este grupo de Tropicana a trabajar para apoyarla y así fue como todos se dedicaron a buscar contribuciones para mejorar la calidad de vida de estas personas.

Las últimas semanas los muchachos de la emisora y sus benefactores, han vendido boletas, han rifado muebles, movido la solidaridad, han superado obstáculos, se han contagiado de amor, le han puesto alegría y sobre todo, han entendido que la emisora sirve para divertir, para entretener, para informar y para mostrar que la vida cambió, que en medio del distanciamiento físico se hace más evidente la unión entre hermanos, el apoyo mutuo y las ganas de compartir.

Desde este sábado, Doña Olga y sus hijos, duermen más tranquilos, saben que no están solos, tienen esperanza y están seguros que hay seres que ayudan a otros, mientras Faber y la gente de Tropicana comprobaron que cuando se le da sentido a la vida se es feliz, que la radio es un medio para servir y que la felicidad se construye cada instante, cada momento, que esto no termina aquí, porque hay otras metas por alcanzar.
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