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Región  |  07 diciembre de 2020  |  12:00 AM |  Escrito por: Rubiela Tapazco Arenas

El duelo de dos hijas que perdieron a su madre en forma atroz

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Por Rubiela Tapazco Arenas

La tristeza, el dolor de escuchar tanta maldad a la que fue sometida su mamá y las injusticias de que fue víctima en un acto de violencia y maltrato esgrimido por personas sin conciencia, insensibles y crueles, se vio en los rostros de Claudia Milena y Zoraida Cubides Vallejo, hijas de la extinta Betty Vallejo, quienes asistieron a la primera audiencia a la que se enfrentaron las victimarias y en donde se conocieron detalles de la investigación tras la muerte y desaparición hace tres meses de su vivienda en el sur de Armenia.

Las hermanas Cubides Vallejo tuvieron el valor de permanecer atentas a la diligencia pública virtual a la que comparecieron, luego de la captura de las dos perpetradoras de la muerte y desaparición de su señora madre, quienes actuaron con frialdad y sin una pizca de empatía.

Vestidas con traje negro y pendientes de cada uno de los detalles de la vista pública, estas jóvenes escucharon estupefactas el relato del Fiscal del caso, quien dio a conocer detalles escabrosos y aterradores sobre la manera como Rosalba Marín Montes y su hija Marisela Ruiz Marín, se aprovecharon de la confianza y bondad que les otorgó su madre, para atacarla y privarla del derecho a vivir.

Las dos jóvenes no han descansado un minuto desde el momento en que el 7 de septiembre en la tarde, su mamá les dejó de contestar las llamadas al celular y empezó el tortuoso camino de búsqueda de quien alquiló el primer piso de su casa desconociendo la peligrosa trayectoria criminal de las inquilinas.

Ellas iniciaron un rastreo desesperado, inteligente e intenso, que las llevó a movilizar a la comunidad y autoridades hasta llegar a un final que hace parte de la cruel realidad que nunca pensaron contemplar.

Las hijas de Betty Vallejo se secaron muchas veces las lágrimas mientras escuchaban el paso a paso de lo que estas mujeres hicieron con su madre, un ser humano humilde, servicial, amable y buena amiga, como lo ratificaron sus vecinas y corroboraron en los testimonios brindados a las autoridades en el acervo probatorio expuesto por la Fiscalía.

Desde hace tres meses las hijas de Betty Vallejo, no duermen, la desaparición de su mamá las mantuvo en vigilia, esperando noticias, una llamada de aliento, pero esto nunca pasó y ahora el doloroso e inmerecido final les duele en lo más profundo de su ser y las mantiene unidas en la búsqueda de justicia.

Los rostros de estas jóvenes mujeres, las lágrimas, sus gestos y el semblante al escuchar los escalofriantes descubrimientos de los investigadores, lo dicen todo. Son víctimas de personas sin escrúpulos, con un prontuario delictivo que demuestra su personalidad antisocial y para las que se espera caiga todo el peso de la ley, porque un crimen como el de Betty Vallejo que conmueve no solo a unas hijas, a una familia y a unos amigos, sino a las autoridades y a la sociedad no puede quedar en la impunidad, aunque esta madre jamás volverá a esta presente con ellas, aunque su ejemplo y legado siempre las acompañará.

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