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La Guaca  |  10 diciembre de 2020  |  12:00 AM

Pacho se recupera del Covid

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Francisco Javier Valencia, el exesposo de la exalcalde de Armenia Luz Piedad Valencia Franco, condenado a 10 años de prisión por el desfalco de Valorización en la ciudad, completó una semana en la sala de cuidados intermedios del sexto piso del hospital San Juan de dios de Armenia, afectado por el Covid-19. ‘Pacho’ contrajo el virus en la cárcel San Bernardo de esta capital y fue internado en el centro médico con un diagnóstico adicional de dos afecciones permanentes: diabetes e hipertensión arterial. De acuerdo con fuentes médicas del San Juan de Dios, el ingeniero Valencia ha tenido una muy buena recuperación y su estado de salud ha mejorado ostensiblemente. Incluso, es posible que antes de terminar esta semana pueda volver a su residencia, es decir, una celda de la cárcel San Bernardo. El Inpec ha dispuesto toda la logística para que el paciente esté permanentemente vigilado, en el hospital, por guardas de la institución.

Pólvora a ‘la lata’

En los días 7 y 8 de diciembre se observaron, en la tarde, muchos carros en la vía Jardines de Armenia-El Caimo, específicamente en tres sitios de ese corredor vial. ¿Qué hacía tanta gente en estos sitios? Preguntamos, y nos dimos cuenta que todos estaban comprando pólvora para la celebración del día de las Velitas. Lo extraño es que en ese mismo corredor no había ni un solo policía, a pesar de haber en la zona dos sedes de la institución: una, en el puesto de San Pedro, llegando a El Caimo; y el otro, el puesto de Carabineros, llegando a Jardines de Armenia. Las consecuencias de esa actitud laxa de la Policía y las autoridades, la sufrimos en las dos noches del alumbrado, pues el estruendo, de las papeletas, las sirenas, los tacos, los voladores, fue tenaz. La Policía reportó el decomiso de algunos elementos de pólvora, pero en realidad fueron pocos en comparación con lo que se quemó. Si no hay un policía para que cuide a cada ciudadano, lo que creemos es que si hay suficientes policías para que vigilen y controlen la venta de pólvora, en los sitios que todo el mundo conoce, pero en los que la Policía se hace la de ‘la oreja mocha’.

¿Una confesión mentirosa?

La narración que hizo la señora Rosalba Marín sobre la forma como mató a la señora Betty Vallejo Reyes en su propia casa, deja muchas dudas. Dijo que discutieron y que la empujó y se dio con un muro de la cocina, cayó al suelo y murió. Y con esta narración trata de convencer al juez que lo hizo sin culpa, como un accidente. Pero, después narra el desgarrador episodio de partir el cadáver en dos partes, a machete y martillo, envolverlo en sendas bolsas y luego llevarlo al sitio donde enterró, separadamente, cada una de las partes. Si fue solo un accidente, ¿cómo tuvo la ‘sangre fría’ de partir con machete y martillo el cuerpo en dos pedazos? Lo que una persona buena hubiera hecho en el momento del accidente hubiera sido pedir ayuda, llamar una ambulancia, tratar de salvarle la vida a la persona que se accidentó. Pero eso no sucedió. De manera que esa versión es poco creíble, además por los antecedentes criminales que la propia Fiscalía reveló de esta mujer homicida. Los medios de comunicación estamos en la obligación de revelar este tipo de confesiones, pero no tenemos por qué creerlas, especialmente cuando son tan evidentes las mentiras. Pero, como siempre, respetamos las decisiones de los jueces.

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