• SÁBADO,  20 ABRIL DE 2024

Editorial  |  05 enero de 2021  |  12:00 AM

Bolívar no pasó por Salento

0 Comentarios

Imagen noticia

Los salentinos celebran cada 5 de enero el paso de Simón Bolívar por Salento en el año de 1830, sin contar que el municipio o el caserío de Salento no existía en ese momento. Y nadie puede pasar por un pueblo que no existe. Bolívar pasó por lo que después sería Salento, es otra cosa. Bolívar cruzó por el Camino Nacional, Paso del Quindío, según lo dice una carta que el Libertador envió a uno de sus secretarios de presidencia en Bogotá, el día 4 de enero, donde anuncia que sale de Cartago por el Camino Nacional, por la montaña del Quindío, pero no por Salento porque este nombre no existía en la toponimia regional.

Por eso, lo que se debería de celebrar es el paso del Libertador por Boquía, que ya figuraba en los rudimentarios mapas de la época, como un sitio de descanso de los viajeros por estos parajes inhóspitos y peligrosos.

Se podría afirmar que uno los sitios más antiguos del Eje Cafetero es Boquía, ubicado en el actual municipio de Salento. Este vocablo pertenece a la cultura indígena que habitó el lugar y parece que se refiere a la esposa de un jefe de la tribu Tataquí perteneciente a la misma tradición lingüística de los Quindíos. Este sitio fue siempre un lugar de descanso en el denominado Camino del Quindío, construido por los aborígenes para comunicarse con las comunidades de la sabana cundi-boyacense y Popayán cuando aún no habían sido fundados estos pueblos por los españoles. También se constituyó en sitio de apoyo de los primeros viajeros en los siglos XVII, XVIII y XIX, entre ellos los científicos de la Expedición Botánica. Fue paso obligado de los funcionarios de la corona española, presidentes, oidores y tropas realistas. En 1830, seguramente el 5 de enero, el Libertador Simón Bolívar pernoctó en una rústica tienda de campaña, levantada provisionalmente por las tropas en Boquía, pero difícilmente se puede decir que en una casa que existía en el sitio.

Boquía adquiere trascendencia en el año de 1842 cuando el presidente de la República Pedro Alcántara Herrán creo allí una colonia penal, en los predios de Mapica, en la intersección de la quebrada Boquía con el río Quindío, a donde llegaron presos políticos de Panamá, Cauca y los Llanos Orientales. Un año después, se trasladaron a Boquía los pobladores de una aldea llamada Buriticá que se había establecido a orillas del río Barbas. Los presos eran obligados a arreglar y hacerle mantenimiento al Camino del Quindío, pero cuando cumplieron sus penas se quedaron en la región en actividades de cultivo de la tierra en conjunto con los primeros fundadores. Mucho tiempo después, en el año de 1851, obligados por las continuas crecientes del río, los colonos hicieron un nuevo asentamiento con el nombre de Barcinales, y luego, en 1863, crearon la población Nueva Salento, lugar del hoy municipio quindiano con el mismo nombre.

Boquía es la génesis del poblamiento del Quindío. Sus moradores cultivaban trigo y cebada, además de maíz y otros productos de pan coger. Existía por tanto, según nos lo dice Don Heliodoro Peña en su “Geografía e historia del Quindío”, un molino hidráulico ubicado a orillas de la quebrada Boquía, cuyas piezas aún existen dispersas en varias propiedades rurales.

En esa misma zona existe todavía la infraestructura abandonada del ferrocarril que nunca llegó a la región. Se trata del proyecto del túnel del ferrocarril entre Armenia e Ibagué que se intentó por parte de varios gobiernos desde 1938 y que se abandonó definitivamente veinte años después. Sobre la quebrada Boquía aún queda el puente de piedra, de estilo románico, con sus cuatro arcos salidos del lecho de este cauce. A pocos metros los restos de lo que sería la estación del tren y el viejo caserón de las tropas del Ejército encargadas de darle seguridad al por entonces nuevo sistema de comunicación.

Todo en Boquía nos habla de historia. Aún hoy se pueden encontrar restos empedrados del Camino Real del Quindío, por ejemplo en la casa que encima de la carretera, antes de llegar a Boquía, construyó el señor Jaime Hoyos.

En este caserío son populares las Fondas Camineras que funcionan en antiguas casas de bahareque, tradicionales de la denominada arquitectura antioqueña. Allí se encuentran viandas tradicionales y comidas típicas como: bandeja paisa, sancocho, plato de trucha, empanadas, pasteles de yuca y forcha. También se disfruta de música y el inconfundible ambiente campestre con el rumor del río.

Boquía está distante cuatro kilómetros del casco urbano de Salento, donde el visitante puede encontrar una variedad completa de actividades para realizar, como conocer el Mirador de Cocora, el Parque de Cocora y su Palma de Cera, el Bosque de Palma de Cera en la región de Barcinales-Toche, el Alto de Acaime o Alto Quindío en el más denso bosque de niebla de la cordillera Central, zona de amortiguamiento del Parque Nacional Natural Los Nevados. En su casco urbano se puede deleitar con su arquitectura y su exquisita gastronomía basada en la trucha y el plátano verde pisado.

Boquía está a 24 kilómetros de Armenia por una carretera completamente pavimentada y con todas las condiciones de seguridad. Boquía, y no Salento, es el verdadero sitio donde pernoctó un día como hoy, hace 191 años, el Libertador Simón Bolívar, que venía triunfante de la guerra, pero derrotado espiritual y moralmente por las conspiraciones y las traiciones políticas que se cernían sobre su mandato presidencial.

PUBLICIDAD

Comenta este artículo

©2024 elquindiano.com todos los derechos reservados
Diseño y Desarrollo: logo Rhiss.net