• JUEVES,  18 ABRIL DE 2024

Colombia  |  14 febrero de 2021  |  12:00 AM |  Escrito por: Edición web

Izquierda y derecha: las ficciones de Santiago Gamboa

0 Comentarios

Imagen noticia

Alberto Maldonado Copello

Santiago Gamboa es un escritor, filólogo, diplomático, columnista, corresponsal y periodista colombiano muy reconocido. Estudió literatura y filología en la Universidad Javeriana, en la Universidad Complutense de Madrid y en la Sorbona en París. Aparentemente es una persona de izquierda. Dentro de sus escritos se incluyen las columnas noveladas, un género en el cual pretende hablar de la realidad, pero se enfoca solamente en sus mistificaciones.

En reciente columna en El Espectador[1] en muy pocas palabras Gamboa da una cátedra del tipo de análisis superficial de muchos columnistas colombianos:

Reconoce la existencia de un conflicto entre clases, pero lo expresa a tal nivel de abstracción que no profundiza en sus características en nuestra sociedad actual.

Nos dice Gamboa en su columna de El Espectador, que la distinción entre izquierda y derecha existe, que tiene una larga tradición histórica y que además expresa una diferencia sustancial: esta dualidad “ha viajado durante siglos hasta hoy, mostrando las dos caras de la moneda: los intereses del pueblo en oposición a los de una minoría aristocrática”. Parecería en principio una afirmación profunda y cierta.

Pero es preciso llamar la atención sobre un hecho: Gamboa se refiere al pueblo y a una minoría aristocrática con lo cual adopta unas categorías generales y universales: hubo pueblo y aristócratas en la antigua roma, en la edad media y en las sociedades actuales. Referirse al pueblo y a la aristocracia es una manera de no precisar las características básicas de la sociedad a la cual se refiere el columnista, en otras palabras, es ocultar los rasgos básicos del capitalismo.

Las sociedades modernas están dominadas por el modo de producción capitalista, razón por la cual la distinción básica, y más general, es entre propietarios de los medios de producción –capitalistas y terratenientes- y propietarios solamente de su fuerza de trabajo, carente de medios de producción para elaborar productos por su propia cuenta. Al interior de cada una de estas grandes categorías hay a su vez subdivisiones, como por ejemplo capitalistas productivos, capitalistas comerciales, capitalistas financieros, por una parte y trabajadores asalariados de empresas capitalistas, del Estado, de servicio doméstico, etc. No se trata de la existencia de pueblo y aristocracia en abstracto, sino de una cierta estructura que divide a los miembros de la sociedad, y condena cualitativamente a la gran mayoría a la pobreza absoluta y relativa.

2. Considera que el conflicto central se encuentra en la intervención del Estado y no en las relaciones de dominio directo en la estructura económica

Las relaciones sociales en el capitalismo y la consecuente división de la población en clases consisten en una relación de explotación y de dominio. Antes del capitalismo hubo pueblo esclavo o pueblo siervo, ahora hay pueblo asalariado, que es otra forma de esclavitud y de servidumbre. La Constitución colombiana prohíbe la esclavitud y la servidumbre en todas sus formas, pero permite el trabajo asalariado, con lo cual cae también en la ilusión de que en el capitalismo han desaparecido las relaciones de explotación.

La explotación y la dominación no se ven a simple vista, dado que se trata de relaciones de intercambio entre propietarios con aparente igualdad de derechos ante la ley. El mecanismo del capitalismo queda oculto. En el sistema esclavista era claro que los esclavos elaboraban el producto y se quedaban con una pequeña parte de él; en la relación de servidumbre de la edad media el siervo tenía que trabajar parte del tiempo gratis para el señor feudal o darle parte de su producto. Era visible que los dueños de los medios de producción se apropiaban por la fuerza de un excedente de trabajo ya fuera que se expresara en tiempo o en productos.

Lo mismo ocurre en el capitalismo. El DANE nos muestra en las cuentas nacionales que 11 millones de asalariados producen cerca de 600 billones de valor agregado, pero se quedan solo con la mitad y tienen que entregar la otra mitad a los capitalistas, que a su vez la reparten con otros agentes. Año tras año un puñado de capitalistas, apenas el 4% de la población, se quedan con la mitad del producto capitalista. Pero esto no se observa a simple vista, aparece como lo contrario, como una simple relación de cambio de equivalentes.

Dado que no existe explotación ni dominio en la esfera económica el asunto se traslada al Estado. Gamboa lo plantea en la siguiente forma: a) “la irrupción del empresario como actor político, que dice no tener otra ideología que el progreso económico, trajo una nueva forma de autoritarismo. Es el modelo Berlusconi replicado en muchos países del mundo”; b) Y “¿qué es lo primero que dice este buen empresario? Que él no es político, sino técnico y que viene a crear riqueza. Acto seguido pone en marcha su decálogo empresarial, empezando por la reducción del Estado y la supresión del aparato social de ayudas, que juzga improductivo. Al hacer esto ya puede rebajar los impuestos, que son una medida históricamente de izquierda en la que quien tiene más da más. ¿No es todo esto de derecha? Claro que sí, pero el dirá que no, que es una necesidad de la economía y del mercado que hace obsoletas las ideas políticas…Por eso, afirmar que la oposición derecha/izquierda ya no existe es un gran argumento de derecha.”

El asunto fundamental no es, entonces, que los capitalistas extraigan un excedente de los trabajadores y los dominen en su relación laboral, sino que aprovechan el Estado para disminuir sus impuestos y reducir las transferencias a los trabajadores.

3. Critica a los capitalistas, pero no en tanto su esencia como capitalistas sino en su influencia sobre el Estado

Afirma Gamboa: “Aquí el empresario no necesita lanzarse a la arena. Sarmiento Angulo, por ejemplo, cuenta con un partido subalterno que cuida sus intereses a cambio de apoyo económico. ¿Para qué molestarse?”. Parecería que el problema fundamental no es que Sarmiento Angulo se apropie directamente de buena parte del excedente producido por los trabajadores asalariados, sino que utiliza su poder sobre el Estado para evitar que le pongan impuestos altos.

4. Separa radicalmente el Estado de la sociedad como si fuera una instancia autónoma

Gamboa sostiene la ficción de que el Estado es un ente separado de la estructura económica, una instancia neutral que se ajusta a diferentes enfoques políticos y diversas propuestas de política pública. Los problemas del “pueblo” podrían entonces, en principio, resolverse mediante el control del aparato estatal y la puesta en marcha de políticas de izquierda, redistributivas.

5. Piensa que es posible la democracia dentro de relaciones capitalistas y las reduce a un asunto procedimental

La democracia, por definición, es imposible en el capitalismo. La vida de millones de personas está regida en lo fundamental por el dominio impersonal, por la explotación indirecta de la cual son víctimas la gran mayoría, aunque se sientan libres y defiendan a capa y espada el sistema capitalista y la economía de mercado. Es un mecanismo sutil de dominación que se refuerza por formas de gobierno político aparentemente democráticas; se separa radicalmente en el análisis la esfera de la producción de la esfera de las relaciones políticas y del Estado.

Aunque todo el mundo puede ver el dominio político que tienen los capitalistas por su control de la riqueza de la sociedad, se repite una y otra vez que se trata de una persona un voto y que existen, contra toda evidencia, formas democráticas de gobierno. Gamboa asume esta posición y considera que la dualidad izquierda-derecha es simplemente una confrontación de ideas, como si en la práctica no existiera el capitalismo en Colombia y se tratara simplemente de un cambio que se haría mediante las elecciones.

Para entender y explicar literatura Gamboa estudió, precisamente, literatura y filología en universidades reconocidas nacional e internacionalmente. Pero en el caso del análisis de la sociedad parece que no es necesario el estudio y basta con adoptar unas opiniones comunes y repetirlas. Gamboa quizá piensa que la ignorancia es razón suficiente.

______________________[1] https://www.elespectador.com/opinion/izquierda-o-derecha/

TOMADO DE REVISTA SUR

https://www.sur.org.co/izquierda-y-derecha-las-ficciones-de-santiago-gamboa/

PUBLICIDAD

Comenta esta noticia

©2024 elquindiano.com todos los derechos reservados
Diseño y Desarrollo: logo Rhiss.net