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Columnistas  |  06 mayo de 2021  |  12:00 AM |  Escrito por: Aldemar Giraldo

Sin Defensor del Pueblo y sin Vicky

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Aldemar Giraldo

Aldemar Giraldo Hoyos

Dos entrevistas me han sorprendido en los últimos días; sus contenidos son dignos de olvidar en un país como el nuestro, en donde suceden hechos sorprendentes y en donde los de arriba hacen o dicen lo que se les viene en gana; parece que se está volviendo paisaje la mentira, el engaño, como también, la grosería de estos personajes.

La primera tiene que ver con el diálogo que sostuvo Carlos Ernesto Camargo, Defensor del Pueblo, con Juan Pablo Calvas, Editor de la W Radio; el defensor de marras no tuvo la verraquera para decir dónde se encontraba el pasado fin de semana, mientras Colombia se estremecía y Cali recogía sus muertos; gravísimo, no asistió al puesto de mando ni se encontraba en su oficina; ante las preguntas del periodista, insistía en que “se encontraba monitoreando todas las situaciones que se viven a lo largo y ancho del país”; afirmó estar en Bogotá el pasado viernes y sábado. Tremenda mentira, se fue de paseo para Anapoima a una finca de veraneo, si interesarse por la labor que se le encomendó cuando fue nombrado por la Cámara de Representantes, a partir de una terna presentada por el presidente de la república. Un mentiroso de esta naturaleza y evasor de sus compromisos no debe permanecer en el cargo: sin embargo, es una cuota política y seguirá allí hasta terminar su período. Como decía el Chapulín: ¿Y ahora, ¿quién nos va a defender?

La segunda corresponde a la entrevista que le hizo un periodista de CNN a Uribe; se salió de las casillas y perdió el hilo, pues las preguntas no provenían de Vicky Dávila, sino de alguien que conocía sus antecedentes y estaba dateado. Enfurecido se puso cuando el interlocutor le dijo que Twitter eliminó sus trinos “por hacer glorificación a la violencia”; le recordó que expresó: “Apoyemos el derecho de soldados y policías de utilizar sus armas para defender su integridad y para defender a las personas y bienes de la acción criminal del terrorismo vandálico”. Tildó de bravucón al periodista y contestó: “A la protesta, respeto; a la violencia, autoridad”.

Ante la militarización de las ciudades, consecuencia de las protestas por la Reforma Tributaria y las amenazas a la ONU, el expresidente, simplemente, dijo: “El policía también debe ser protegido por los Derechos Humanos”; posteriormente y, antes de salirse de la ropa, aseguró: “… es un país que necesita apoyarse exclusivamente en las fuerzas armadas institucionales”. Es una respuesta de un guerrero con ansias de venganza y que hace caso omiso del diálogo; se olvida de la naturaleza democrática del país y la necesidad de un diálogo sincero entre todos para enderezar el rumbo. En la entrevista, el señor Uribe se mostró como un adolescente cuando le llaman la atención delante de los amigos; definitivamente, Colombia es su finca y nosotros, sus “agregados”. Como decía mi abuela: “La soberbia no es grandeza sino hinchazón; y lo que está hinchado parece grande, pero no está sano”...

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