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Columnistas  |  07 mayo de 2021  |  12:00 AM |  Escrito por: Darío Tobón Montoya

ADA FALCON Y SUS DEMONIOS

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Darío Tobón Montoya

Por Darío Tobón Montoya

(Segunda y última parte)

La bonanza había llegado a las 4 mujeres Falcón – Boessio. Pero todas estaban bajo las órdenes de Canaro.

Adhelma, cantante de la radio estaba haciendo carrera paralela en la música folclórica pero mucho menos trascendente que la de Ada. Solo conozco una grabación de ella. Tuvo corta relación con Charlo y con Vaccarezza un hijo. Poseía manifiesta aversión por la hermana en quien veía una competidora y antagonista. En el año de 1939 Ada, que estaba completamente retirada, la acusa de cantar en provincia, haciéndose pasar por ella y firmando autógrafos con su nombre.

Valida del poder y del conocimiento que tenía la “francesa” de su esposo Canaro, siempre con el signo pesos grabados en su frente, le impuso sus condiciones e impidió la disolución matrimonial. Y con su hermana Adhelma metida en la ensalada amorosa, el mundo de gloria y de boato de Ada Falcón inició su derrumbe.

En el avance de la resquebrajada relación Canaro – Falcón, se presentan profundos cambios en Ada: sus encierros se hacen más largos y frecuentes, se recluía a llorar y lamentarse. Comienza a visitar la iglesia de Nueva Pompeya con más asiduidad en compañía materna, entregando generosas limosnas. A veces llegaba, desplazándose arrodillada, hablándole a gritos a las imágenes de los santos. En su quehacer artístico, dejo de cantar ante el público. La radiodifusora adaptó un pequeño recinto exclusivo para ella.

Ada sigue en su crisis espiritual. Ella, en declaración pública la llamó “pasión religiosa”. Dijo que tuvo visión maravillosa de Dios, que le impuso no cantar más, no fotografiarse acompañada, entregarse al servicio divino y ocultar sus ojos “fuentes de pecado”. Esta abatida, excéntrica, vanidosa y arrogante mujer, alcanza ahora el camino de la humildad.

Pero las revistas de farándula se burlan de su misticismo: aparece en ellas su imagen vestida de monja.

El día 28 de septiembre de 1938 se separa definitivamente de todos sus compromisos artísticos y desaparece de la escena pública.

En este punto, cumplidos sus 33 años iniciales y faltándole 64 años de vida, vamos a hacer un alto para que entre todos realicemos un ejercicio: ¿Cuál es el personaje más toxico de esta crónica?: ¿Cornelia, la madre posesiva? ¿Francisco Canaro, el amante que la cubrió de oro y penas? ¿Las sagaz y calculadora “francesita”? ¿Adhelma, la hermana inescrupulosa y envidiosa? ¿O en el interior de Ada anidó un demonio?

El aislamiento de la Falcón es completo. Se desprende de todas sus riquezas y solo conserva dos humildes viviendas para vivir de su renta. Y en 1942 acompañada por su madre parte para Salsipuedes, población en las colinas de Córdoba. Allí ingresa a una casa religiosa no conventual de la orden tercera Franciscana sin tomar hábitos, como se ha escrito varias veces. Los habitantes de esa tranquila localidad se acostumbraron a ver la pareja solitaria de madre e hija, ella siempre de lentes oscuros, ocultando sus “pecaminosos ojos”, deambulando por las silenciosas calles del pueblo.

Muchas décadas después, Oscar del Priore, historiador, gran difusor de todas las áreas vinculadas al tango, autor de Yo Gardel y otras obras, la visita. Ella con lucidez mental preservada, habla de su pobreza, “de que Canaro era mala persona y que debía estar en el infierno” (en el cementerio de la Chacarita sus tumbas están muy cercanas).

En el pueblo le informaron a Del Priore que Canaro le regaló una casa que, por estar localizada en la periferia, por temor, ella no ocupó.

Años después, la encuentran extraviada en la campiña lejos de su hogar. Padecía considerable pérdida de memoria. Por ello, consideraron trasladarla a un grande y seguro centro geriátrico en la población de Molinari en el año de 1989. (Su madre llevaba muchos años de fallecida). En ese lugar la encontró a principios de este siglo, año 2002 el productor de cine Sergio Wolf, que llevaba 5 años obsesionado con realizar película – documental sobre ella, que llamó “Yo no sé qué me han hecho tus ojos”, que estrenó en el año 2004 con gran éxito.

El titulo está basado en una de sus más aclamadas canciones escrita la letra por Ivo Pelay, conocedor del embrujo y la pasión que sentía Canaro por ella. Él mismo la musicalizó como hermoso vals que grabó en 1931 con la voz de Ada.

Ada Falcon Francisco Canaro

Cuando la visita Wolf, poco tiempo antes de morir, encuentra a una mujer semiciega, sorda, con pérdida casi completa de la memoria. Difícilmente se reconocía en los retratos de juventud. Su canción emblemática apenas la susurraba. Recordó que era muy bonita, con lindos ojos. Al insistirle Wolf sobre si estuvo enamorada de Canaro dijo: ¡No… no, por favor! lo apreciaba… Ese pobre hombre era pasión, adoración lo que sentía. Y continuamente repetía: ¡“Pobre Canaro… pobre Ada”...!

Les recomendamos el siguiente enlace: https://youtu.be/eePCfnNayb4

Armenia, mayo 7 de 2021

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