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Cultura  |  06 octubre de 2021  |  12:01 AM |  Escrito por: Robinson Castañeda.

Cine: James Bond, Sin tiempo para morir, un final que paga la boleta, lo demás es el mismo manual

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Escribir sobre la última película de James Bond, Sin tiempo para morir, es redundar en lo que se sabe que debe tener por obligación y manual de estilo una saga tan conocida y costosa: buenas escenas de acción, buen sonido, buena música, montaje impecable y un personaje ya con un molde con el que no se tiene que esforzar mucho.

El gran aporte del actor Daniel Craig comenzó hace 15 años, cuando nos mostró a un James Bond más humano, defectuoso, "mortal", borracho, con un lado oscuro y violento que a sus antecesores no se les conocía ni de lejos. Ya de ahí a la fecha, en sus 4 películas siguientes todo fue copiar y pegar sin mayores esfuerzos, pero lo hizo bien.

En esta última entrega no hay grandes aportes de su director Cary Fukunaga y puede decirse que está muy por debajo de lo hecho por Sam Mendes, que dejó ver un estilo propio así fuera una producción por encargo, como suele ocurrir con la franquicia.

De Fukunaga, salvo un plano secuencia que conecta de nuevo con la trama, lo demás es simple o mejor, dentro del molde. Nada que se salga del manual de estilo ni que reinvente un poco el género con alguna bocanada de oxígeno, ya visto en cintas de acción recientes. Ese breve momento del plano secuencia ya dicho antes fue oportuno y volvió al sitio de confort.

No es por demás decir que la película resulta muy confusa y explicativa al detalle para poder hacerse entender entre tanto cable enredado de los diálogos, nombres que van y vienen y sobre todo en las razones por las que ocurren todas las situaciones y lo que motiva a sus personajes a superarlas.

En cuanto a los villanos, siempre con algún defecto físico en todas las entregas, en Sin tiempo para morir no pueden tener más de bajo nivel porque es lo más bajo cero a lo que pueden llegar. Todos como los malos de la historia fueron muy panditos, olvidables, poco creativos y propositivos. Se extraña ese Raoul Silva interpretado por Javier Bardem, demente e inteligente que estuvo en Skyfall, capaz de ponerse al mismo nivel de su enemigo el señor Bond e incluso acorralarlo a una casi sin salida. Ese fue un villano duro de derrotar hasta el final, de mucha altura.

Pero lamentablemente en esta última versión el filme cuente con un enemigo, interpretado por Rami Malek, más bien ahí, pasa de largo, como sin mayores ganas, pocos o nulos aportes y simplón. Básico. Re básico. Suave, sería la palabra para definirlo en totalidad, e incluso fácil de vencer, literalmente con una mano. Normalito hasta el final.

Pero no todo es malo. Lo único que se puede valorar y dejar al espectador PLOP, con sinceridad estupefacto por tratarse de James Bond y lo que representa en todo, fue el arriesgado final.

Ese desenlace valió la boleta y las dos horas y media de duración de la historia. TOTAL. Un final como se dice muy tenaz, que no se veía venir por ningún lado y por demás, plantea el reinicio que esperamos sea de altura para otras entregas. Este cierre responde de paso a preguntas que muchos se han hecho sobre el famoso 007, tales como:

1. ¿Es un espía diferente y toma ese número como quien reemplaza a otro espía?

2 . ¿Es el mismo personaje siempre, que nunca le pasan los años y solo lo cambian los productores porque su actor es de mucha edad y se le nota?

El final de la película y a su vez despedida del actor Daniel Craig de la saga aún tiene consternados a quienes ya vieron James Bond, Sin tiempo para morir. Vale decir que con su final así tan insospechado, la película funciona incluso como una con otro nombre, otro personaje y otro actor, demostrando que el drama también funciona y florece por sobre la acción extrema. Vende, porque es un cierre jamás visto en ninguna de las 24 anteriores entregas del señor Bond, y que no volverá a verse en las venideras, por lo menos hasta la número 80 o 90.

Pd: Si la película se hubiera estrenado antes de la pandemia, habría sido un Spoiler de este presente que estamos viviendo en el mundo, pero eso tampoco es nuevo. Cintas como Misión imposible II ya habían planteado algo así con su virus Chimera hace 20 años. Eso es también parte de un manual de estilo confortable.
Trailer:

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