Desde mis cinco años de edad, con la ayuda de mi abuela materna, mi madre y mi padre, aprendí a leer y conocí el mundo maravilloso de libros, revistas, periódicos, en ese entonces, lo que se podía leer.

Tengo la fortuna de compartir la vida con alguien que siente la misma pasión por las letras.

Hace algunos años llegamos a Armenia, visitamos la Universidad La Gran Colombia, y coincidimos con el inicio de un centro literario, en el que estaba como invitado el profesor de literatura Carlos Fdo. Gutiérrez. Quedamos impactados por él.

Unos días después este profesor, nos invitó a hacer parte de un taller literario de orden nacional llamado Renata.

Este espacio cultural fue creciendo y se consolidó en el transcurso del tiempo.

Al cabo de unos años, del Taller Literario Renata, nace La Asociación de Amigos de la Cultura “café&letras renata”, de la que soy cofundadora y gracias a la cual, durante la última década he logrado: desarrollar mi talento pedagógico con los niños, desarrollar mi sensibilidad hacia los mayores y retroalimentar mis conocimientos sobre la modernidad a través del intercambio de ideas con jóvenes.

Estas acciones y otras actividades culturales realizadas en estos diez años, me permiten afirmar que soy feliz, he encontrado nuevas motivaciones y estados en esta etapa de mi vida.

Nuestras dinámicas y nuestro sentir interior cambiaron totalmente. Es como ver el horizonte diferente, pues “café&letras renata”, incide totalmente en nuestra vida; nos absorbe.

Actualmente leo y comparto en mayor proporción mi gusto por las letras. Escribir, en mi caso, es imprescindible, lo que hace maravillosa mi vida y aún con pandemia en el siglo XXI “café&letras renata” sigue siendo importante en mi vida, hasta que Dios lo permita.