Por Manuel T. Bermúdez

Los colombianos tenemos un nuevo presidente: Gustavo Petro. Más  de 11 millones de compatriotas fuimos a las urnas, movidos por la esperanza de un país mejor para   darle la oportunidad a quien toda su vida ha luchado por un país diferente.

El próximo 7 de agosto se inicia la era Petro, la que él ha llamado el gobierno de la política del amor, del entendimiento, del dialogo, de la comprensión entre todos los que habitamos esta patria.

Y como fue una elección democrática con resultados que no dejan duda de la legitimidad del mandato otorgado por la gente, es hora también de ir pensando y realizando acciones para que la esperanza quepa por esa hendija que abrió a la ilusión de una Colombia diferente el nuevo mandatario.

Esto tiene que ser un propósito nacional, sin trampas, sin esguinces, con el alma dispuesta para que los propósitos del gobernante se puedan realizar con la ayuda de todos. Si votamos movidos por la esperanza de un país mejor; estamos convencidos de que habrá un espacio para el anhelo de una patria en la que se vayan desdibujando las mafias, los bombazos, la deshonestidad, la corrupción  y las desigualdades; sino lo creemos así es como si nuestro voto no se hubiera dado desde el anhelo de una nueva patria. Si votamos por el cambio, también la desilusión -comprensible siempre- deberá ir desapareciendo de nuestros pensares y sentires y juntos hacer lo necesario para que esta Colombia sea tal como la soñamos.

Hay que dejar que el gobierno se organice, que comiencen las acciones que tiene planeado realizar para cumplir con lo prometido a la gente y que hizo que los colombianos le lleváramos al poder. Hay que dar la oportunidad para que gobierne con el equipo que escoja para que sea compañía en este proyecto de una Colombia en la que todos quepamos y tengamos nuevas oportunidades para una vida digna para todos.

Hay que mermarle al odio, a la siembra de cizaña desde las redes sociales, verdaderos bastiones de animadversiones prestadas, de maledicencias que nada aportan y que por el contrario son inspiradoras de desesperanza. Solo desde el permitir hacer y claro, cuestionar lo que no beneficie a los colombianos pero apoyar las acciones que posibiliten una Colombia en mejores condiciones para la inmensa mayoría de compatriotas.

Que las voluntades se unan para que juntos apoyemos los proyectos y las propuestas del cambio que tanto anhelamos