En una serie de relatos, crónicas y anécdotas autobiográficas de toda clase, el recordado director de cine colombiano Luis Ospina, nos dejo como testimonio, y testamento, quizás, los procesos creativos de algunos de sus trabajos más destacados, entre los que se encuentran el documental La desazón suprema, y los largometrajes de ficción Pura sangre y Soplo de vida, por citar solo unos pocos.

Todas esas experiencias están escritas en el libro Palabras al viento, publicado por la editorial Crítica en el año 2007 y reeditado en el 2022 con prólogo de Sandro Romero Rey.

Y es que sin duda alguna los proyectos que este prolífico cineasta plasmó en imágenes durante su larga carrera son muchos más de los citados al comienzo de este texto. Lo que si tienen en común es que en todos ellos buscó siempre darle respuesta a muchas de sus inquietudes y temas recurrentes, como el de la muerte y los que tenían que ver con su amada Cali, ciudad que inmortalizó y contó desde varios puntos de vista por medio de sus personajes icónicos, los lugares y las situaciones. Historias recuperadas del olvido al que el tiempo acostumbra enterrar.

Pero en este libro Luis Ospina no podía dejar de lado su inolvidable grupo de grandes amigos, entre los que se encontraban el escritor y crítico de cine Andrés Caicedo y el también director de cine Carlos Mayolo, este último con quien hizo el recordado seudodocumental Agarrando Pueblo, una de las joyas del cine colombiano y toda una sátira que no pierde vigencia en el paso de los años.

Muchos menos deja por fuera de esta antología lo aprendido de sus maestros cinematográficos, citándolos muchas veces e incluso recopilando de ellos en un capítulo, algunas de sus frases más recordadas.

Sin duda Palabras al viento es todo un cúmulo de experiencias que los amantes del cine, llámense guionistas, directores, productores, actores o de cualquier área al igual que críticos o cinéfilos, sabrán disfrutar en cada página.

Palabras al viento es el recomendado de esta semana, porque más que una antología es toda una clase magistral de uno de los mejores y más tercos directores de cine, que no dejó un epitafio sino muchos, todos ellos de valida aplicación en el quehacer cinematográfico.