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Cultura  |  19 agosto de 2022  |  12:17 AM |  Escrito por: Administrador web

Si de pelos hablamos

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Por Manuel Tiberio Bermúdez

Mostacho; bigote; bozo; son algunos de los nombres que se le ha dado a ese puñado de pelos que crece en el labio superior y que ha sido utilizado desde la antigüedad como adorno del hombre, aunque hay algunas damas que parecen un charro mejicano debido a sus mostachos.

Desde tiempos inmemoriales el bigote lo han lucido los hombres como símbolo de virilidad o como moda. El uso del mostacho se pierde en la historia de los tiempos aunque una estatua antigua denominada “El mayordomo Keti”, muestra a un hombre afeitado y luciendo un negro bigote y que según dicen data del 2600 AC.

Dice la historia que hace siglos estuvo de moda en los ejércitos de numerosas naciones “En general, los hombres jóvenes y los de grados inferiores llevaban pequeños y menos elaborados bigotes; los oficiales de alta graduación y los veteranos portaban espesos mostachos. En algunos países fue obligatorio, para los soldados, dejar crecer el bigote. El ejército británico, por ejemplo, prohibió el rasurado del labio superior, en todos los grados, desde el siglo XIX hasta que el reglamento fue abolido mediante una Orden del ejército de 6 de octubre de 1916”;  pero a los Samurái que no lo tenían debían usar uno postizo para no sufrir las burlas de sus compañeros. 

El uso del bigote, mostacho, bozo, como también se le conoce no ha sido ajeno a intelectuales, políticos, artistas de cine, entre otros.

Según algunos usuarios de ese pelambre sobre el labio consideran que les da más atractivo, infunde respeto y autoridad y para los fanáticos de él hay concursos, clubes y publicaciones dedicadas al uso y cuidado de los bigotes.

En cuanto al gusto de las damas por el mostacho, según encuestas como que más del 70% de las latinas no gustan de los bigotes, por el contrario prefieren a sus hombres  afeitados.

Hay bigotes famosos con el del pintor Salvador Dali, el de Charles Chaplin, el de Adolfo Hitler, el de Cantinflas, el de Nietzsche, el de Gandhi y el de Pancho Villa entre otros.

En nuestro país también hay bigotes famosos: el de Horacio Serpa, el del Pibe Valderrama, el de Juan Valdez, el de Betty la fea, el de Fernando Botero, pero uno de los bigotes, sino el más famoso, si el más visible por sus continuas apariciones es el de Juan Valdez que ha recorrido el mundo promocionando el café Colombiano.

No sabemos si quienes lo usan lo hacen por vanidad o por diferenciarse de otros semejantes, lo cierto es que aseguran da carácter, y personalidad y hay quienes lo defienden pues hace parte de la pelambre que protege de la radiación del sol sobre la piel.

Que los mostachos hacen la diferencia, eso sí es cierto,  sino, recuerden al famoso cantante Bienvenido Granda, quien debido a su enmarañado mostacho se le conoció siempre como “El bigote que canta”.

Y los hay tan famosos como el de Friedrich Nietzsche; el de Albert Einstein; el de Hulk Hogan un luchador norteamericano; el de Salvador Dali; el del cantante Freddie Mercuri; el del inovlidable Charles Chaplin; el de Cantinflas,  y pare de contar que es mucho pelo por hoy…

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