Los recuerdos traen a mi mente, en la espaciosa casa en que transcurrió buena parte de mi infancia, un aparato rectangular colocado en un mueble alto, amplio y resistente, era el radio familiar. Familiar porque en aquellos tiempos la costumbre era un radio por familia.

A mi corta edad me las arreglaba para subirme en una butaca y escalar ese alto, amplio y resistente mueble, atisbando la parte de atrás del radio. En mi inocencia, todas esas voces eran de seres diminutos que en cualquier momento saldrían a desfilar por toda la casa. Además mi curiosidad era enorme al notar en las voces, la mayoría masculinas, percepciones y cosas diferentes.

¿Cómo podía caber tanta gente dentro de ese aparato?.

Me encantaba mirar el cable del radio y observarlo… mi abuelita sabía de mi curiosidad y me advertía: “no vayas a halar ese cable, tiene corriente y te puedes quemar, además se daña el radio”.

El radio era “centro del hogar”, muy importante para todos los miembros de la familia.

En mis constantes exploraciones a la parte trasera del radio, a escondidas de todos los de la casa, solo veía unos tubos luminosos y mi curiosidad seguía latente, hasta que un día mi tío se dio cuenta y con atención y cariño me explicó cómo funciona un radio. Fui feliz aprendiendo a darle la vuelta con cuidado a uno de los botones y escuchar emisoras diferentes y con otro botón bajar o subir el volumen.

Conocer cómo cambiar emisora y bajar y subir el volumen al radio, facilitó y potenció mi gusto por el baile y al mismo tiempo conocer diferentes ritmos, orquestas y grupos musicales, como Lucho Bermúdez, Bovea y sus Vallenatos, Pacho Galán y otros.

Me deleitaba escuchar las voces de los cantantes, los señores que hablaban de deportes, las “propagandas” y otras cosas como noticias y programas de chistes.

La gente decía que el radio era excepcionalmente necesario en la casa. No olvido que escuchando a los mayores aprendí a conocer las voces de Pedro Infante, Alfonso Ortiz Tirado, Libertad Lamarque y otros, también la música inolvidable de la Sonora Matancera y Los Panchos.

En la nebulosa de mi mente recuerdo algo que en su momento me pareció “raro”: Mi tío a quien le gustaba estar a la moda en cuanto modelo de radios salían al mercado, llegó un día con uno último modelo al que se le enchufaba un tocadiscos y lo “raro” para mí, fue que en el radio se escucharan las canciones del disco.

Era emocionante escuchar la transmisión de la vuelta a Colombia en la voz de Carlos Arturo Rueda C.

La gran pasión familiar por la radio trascendía y algunos años después, llegó la época del mundial de futbol, donde Colombia después de ir perdiendo empató con Rusia. Qué gran emoción escuchar eso en el radio.

Actualmente con la tecnología y la internet, todo se sabe al instante, pero en mi caso no dejaré de escuchar la radio, que se convirtió en parte de mi vida.

Pienso, creo y afirmo que el futuro de la humanidad estará siempre ligado a las ondas sonoras.

Armenia, octubre 2021.