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Mascotas  |  30 octubre de 2022  |  12:00 AM |  Escrito por: Administrador web

Cómo debe ser la alimentación de un perro con insuficiencia renal

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Los que convivimos con animales debemos estar al tanto de sus cuidados básicos y, especialmente de los problemas de salud. Entre las patologías que más preocupan a los dueños de perros se encuentra la insuficiencia renal, que se produce cuando los riñones son incapaces de llevar a cabo alguna o todas sus funciones.

Se trata de una alteración renal que genera una incorrecta filtración de sangre, lo que provoca que no se eliminen ciertas sustancias de desecho por la orina y, consecuentemente, se elevan a nivel sanguíneo, produciendo azotemia (nivel elevado de desecho nitrogenados en la sangre).

La insuficiencia renal puede ser de dos tipos: aguda o crónica. La primera puede ser reversible pero sus síntomas suelen ser más graves debido a la rapidez de su aparición. Puede deberse a la ingesta de agentes tóxicos para los perros como el anticongelante de los coches, las uvas o las pasas.

La crónica se produce cuando hay degeneración de los riñones, de forma más progresiva, pero en este caso es irreversible. Aunque no tiene cura, sí puede tener un tratamiento sintomático que ayude a que el perro tenga calidad de vida.

Dentro de la insuficiencia renal, existe una clasificación para estudiar el grado de esta enfermedad, tanto en perros como en gatos, llamada IRIS (se clasifican en los grados I-IV), donde el grado I es el más leve y muchos perros no tienen sintomatología, y el grado IV es el más grave, donde los pacientes dejan de tener calidad de vida.

En los grados leves puede que solo veamos que beben y orinan más de lo normal, mientras que conforme avanza la enfermedad, podemos ver síntomas más graves como náuseas, vómitos, debilidad, pérdida de peso, o malestar general.

Cuando la insuficiencia renal avanza y pasa el grado más leve (IRIS I), comienza a filtrarse proteína a través del glomérulo renal, perdiéndose por la orina y agravando todavía más la enfermedad. Es por ello que la dieta para un paciente renal crónico a partir del IRIS II debería ser moderada en la cantidad de proteína, altamente digestible (como mínimo un 85 por ciento de digestibilidad) y baja en fósforo.

Si nuestro perro se ha alimentado toda la vida de una dieta casera, se recomienda contactar con un veterinario experto en nutrición para que formule una dieta específica para el paciente. Lo ideal es formularla de forma individualizada en función del estadiaje de la enfermedad renal, si tiene hipertensión arterial o no, si tiene proteinuria o no, qué alteraciones analíticas tiene o si existe alguna otra enfermedad concomitante.

Se tendrá que restringir el nivel de fósforo en la dieta y habrá que administrar proteína, altamente digestible y en cantidad moderada, con el objetivo de reducir la generación de productos de desecho nitrogenados y, cubrir las necesidades que tienen estos pacientes.

También tendremos que añadir a la dieta ácidos grasos Omega 3, ya que cumplen una función antiinflamatoria, antioxidante y ayuda a disminuir la pérdida de proteína a través del riñón; vitaminas hidrosolubles, ya que se pueden perder fácilmente por la orina; y suplementos de potasio, aunque con cuidado ya que algunos perros pueden presentar, en vez de una pérdida, una elevación de potasio en sangre.

Algunos alimentos que pueden ser beneficiosos para los pacientes renales son los pescados y sus aceites (como el de salmón) ya que son muy ricos en ácidos graos Omegra 3 o los snacks en forma de frutas y verduras, ya que contienen gran cantidad de antioxidantes que pueden ayudar a eliminar los radicales libres, además de aportar hidratación extra y ser muy palatables.

No se pueden dar pautas generales de alimentación que sirvan para todos los perros, porque cada uno tiene una determinada circunstancia, al igual que tampoco será la misma dieta para un perro con síntomas leves que para otro que tenga la enfermedad en un estado más avanzado.

Los cambios en la dieta de un paciente renal dependen del estado en el que se encuentre y de sus variaciones analíticas, por ello, lo idóneo es contactar con un veterinario especializado en alimentación, para evitar cometer errores e ir modificando la dieta según vaya evolucionando la enfermedad.

 

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