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Mascotas  |  07 noviembre de 2022  |  12:01 AM |  Escrito por: Administrador web

Causas y síntomas de los accidentes cerebrovasculares en animales

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Un accidente cerebrovascular es la interrupción de sangre o la ruptura de una arteria en el cerebro, que impiden la libre circulación del líquido hacia el órgano que controla la actividad del sistema nervioso.

Estos accidentes cerebrovasculares se consideraban una rareza entre perros y gatos, dado que ellos no practican actividades de riesgo que están detrás de la mayoría de causas en los seres humanos: no beben alcohol, no fuman (aunque sí los exponemos a las toxinas del humo), ni consumen comidas poco saludables que obstruyan las arterias. Pero gracias a los avances en neurología veterinaria, se ha visto que suceden más a menudo de lo que suponíamos entre las dos especies de animales de compañía. También ha influido en que considerásemos que eran más infrecuentes de lo que son reconocer los síntomas en estos animales y que son muy diferentes de los que se aprecian en las personas.

Al igual que el ictus que nos afecta a los humanos, en perros y gatos puede tener causas isquémicas, por riego sanguíneo insuficiente, o hemorrágicas, por exceso de sangre.

Los síntomas suelen aparecer de forma repentina y dependerán de la gravedad y su ubicación en el cerebro. Pueden empezar a inclinar la cabeza y dar vueltas sobre sí mismos, presentar dificultad para caminar o sufrir convulsiones. Otro síntoma de un ictus puede ser que realicen movimientos oculares rápidos de lado a lado (nistagmo), o que aparentemente hayan dejado de ver y muestren un episodio de ceguera o desorientación. El síntoma de parálisis parcial o total a un lado del cuerpo que es común entre los seres humanos, es muy raro en perros y gatos. Tampoco muestran dificultades para emitir sonidos o una pérdida de memoria evidente. Muchos de los animales que pasan por un accidente cerebrovascular se pueden recuperar en menos de 24 horas sin que hayamos percibido que han sufrido un ictus o cuyo comportamiento extraño nos haya alarmado y lo achaquemos a un mareo puntual. Estos miniderrames son conocidos como ataques isquémicos transitorios y no suelen producir daños permanentes en el cerebro del perro o del gato.

Hay numerosas causas médicas que se han asociado con los ictus entre perros y gatos, como diabetes, hipertensión, enfermedades cardíacas y renales, intoxicación por veneno, obesidad o vasculitis (inflamación de las arterias), entre otras. Incluso hay un estudio sobre los ictus caninos y la posible influencia del clima y el efecto del descenso de temperatura.

Para el diagnóstico, los veterinarios practicarán una resonancia magnética y tomografías para valorar la causa del accidente cerebrovascular (isquémico o hemorrágico), junto a análisis de sangre, cuyo objetivo será valorar si hay daños secundarios y descartar patologías con las que pudiera llegar a confundirse. No existe terapia específica en el caso de ictus en perros y gatos, sino un tratamiento de soporte, enfocado en curar la enfermedad que haya podido causarlo y la prevención para evitar otro episodio. Afortunadamente, debemos añadir que la mayoría de perros y gatos terminan por recuperarse en pocas semanas, salvo si el accidente cerebrovascular es lo suficientemente grave como para haber afectado partes vitales del cerebro.

Como tutores, podemos prevenir el riesgo de que nuestro animal lo padezca con algo tan básico como mantener una correcta alimentación, procurarle el ejercicio físico que necesita, respetar las revisiones veterinarias de control y el calendario de desparasitaciones.

 

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